Editorial - En la hora de Pablo Casado - El Sol Digital
Editorial – En la hora de Pablo Casado

Editorial – En la hora de Pablo Casado

La meritoria victoria de Pablo Casado frente a la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría es también una derrota de los medios de comunicación afines a lo políticamente correcto. Efectivamente, medios como El País -a cuyo editor, Juan Luis Cebrián, ayudó la exvicepresidenta cuanto pudo- se apresuraron al día siguiente de la elección de Casado a titular en portada “El PP da un giro conservador con la elección de Pablo Casado”; ya habían decidido que Casado era conservador y como este término, o el de derecha, es poco menos que un insulto pues se aplicaban a etiquetarlo. Pero a Ciudadanos tampoco le ha resultado indiferente el ascenso de Casado y ve en él “más de lo mismo, el viejo PP de siempre”, aunque Casado sea joven y no haya gobernado, pero es igual, primero se le mata y después se pregunta qué habría hecho. Desde luego, Rivera rezaba para que la exvicepresidenta ganara, como PSOE. Pero no fue así. Otro perjudicado es Vox, que puede perder muchos votos de descontento del PP que ahora pueden quedarse en casa con la ilusión que ha despertado Casado.

El caso es que este 19 Congreso del PP ha tenido un claro perdedor, Rajoy, que en su discurso de despedida, autosuficiente y nada autocrítico, apoyaba indirectamente a Sáenz de Santamaría extendiendo su buen hacer al suyo. Desde luego, el voto oculto ha existido, no porque ambos candidatos proclamasen que tenían más votos y porcentajes que el que después han conseguido sino porque el trasvase de los votos oficialistas a los de su alternativa han sido más numerosos, a la vista de los resultados. A Soraya los compromisarios le han mentido más.

Como no podía ser de otra forma, la retórica de la unidad y la integración se impuso desde el minuto uno de conocerse los resultados, incluso antes, pero esto siempre será así, aunque después los hechos no se correspondan con las declaraciones. Es lo lógico, no se van  a integrar en una dirección los perdedores en la misma medida que quienes han ganado contra toda clase de descalificaciones. En este sentido, hay que citar a la diputada por Málaga Celia Villalobos, quien afirmó estar convencida de que la extrema derecha apoyaba a Casado. Lo dice ella, que presume de provenir de la extrema izquierda y está en un partido de centroderecha. Y es que hay un engaño colectivo: se censura que el ganador diga que quiere volver a la esencia del PP, la propia de un partido de centroderecha, pues es lo normal, no se comprendería que quisiera construir un partido socialdemócrata, como han hecho Rajoy, Sáenz de Santamaría o Montoro con el PP, no solo con los impuestos sino en el aborto, las políticas de género o la pax sucia con los etarras.

La primera prueba de quien gobierna en casa serán las elecciones andaluzas, el quién es quién en las listas. Una cosa está clara, nadie conoce a nadie que diga que Juanma Moreno va a ganar estas elecciones. Por cierto, que su decidida apuesta por Sáenz de Santamaría tendrá un precio. No han quedado precisamente bien él y sus turiferarios. En cambio, Francisco de la Torre, vuelve a alzarse frente a Bendodo.

Esa izquierda que reparte los carnés de demócratas, también reparte las sillas de quien está a la derecha y a la izquierda, pero calla ominosamente cuando olvida que el 3 de octubre del pasado año se produjo un golpe de Estado en Cataluña y no tacha de golpistas y enemigos de la democracia a los rebeldes de la Generalitat. O minora los crímenes del sandinista Ortega en Nicaragua porque, al fin y a la postre, hay causas que son progresistas y otras que no. Esa es la vergüenza de quienes hoy titulan “el día que el PP abandonó su viaje al centro”.

Otros hombres y mujeres del PP de Málaga se atrevieron a dar la cara junto a Pablo Casado y antes con María Dolores de Cospedal. Joaquín Ramírez, Miguel Ángel Ruiz, Esperanza Oña, Carlos Rubio… No porque hayan ganado merecen nuestro aplauso sino porque fueron a contracorriente y se atrevieron a ir a donde no se les recomendaba.

Pero hay un perdedor en un buscado segundo plano, Javier Arenas, quien en más de veinte años no fue capaz de llevar a su partido al gobierno andaluz. Por supuesto, estaba tras Soraya y sin perder de vista su cortijo andaluz. Ahora Arenas ha perdido y para siempre.

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