La polución en las ciudades españolas. Carlos Ramirez. Abogado - El Sol Digital

La polución en las ciudades españolas. Carlos Ramirez. Abogado

España se ha instalado en el incumplimiento sistemático de la normativa europea que busca limitar la polución en las ciudades, vigente desde 2010. Las grandes ciudades incumplen esos límites, por lo es necesario planes más eficaces contra la contaminación, al margen de las restricciones que se aplican puntualmente cuando hay picos de polución.

El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, acaba de publicar el Informe de evaluación de la calidad del aire en España de 2016, que debe remitir a la Comisión Europea. Aunque el Ministerio indica que se ha «mejorado ligeramente» respecto a 2015 —un mal año debido principalmente al clima—, el análisis de este departamento sigue detectando incumplimientos de la norma europea, que fija límites para los principales contaminantes. En el caso del dióxido de nitrógeno (NO2) —el contaminante más problemático, que causa problemas respiratorios y que procede de los tubos de escape—, en siete zonas urbanas de España se superó el valor límite anual en 2016 previsto por la Unión Europea, que está fijado en 40 microgramos por metro cúbico de media. Se tratan de Granada y su área metropolitana, el área de Barcelona y Vallès-Baix Llobregat, Madrid y el corredor del Henares, Valencia y su área de influencia, y San Sebastián de la Gomera (Canarias).

El pasado febrero, la Comisión Europea envió «una última advertencia» a España por el «incumplimiento constante de los límites de contaminación atmosférica correspondientes al dióxido de nitrógeno» —que, recordaba Bruselas, «supone un riesgo sanitario grave»— en Madrid y Barcelona. España también tiene abierto otro procedimiento de infracción por las llamadas partículas PM10, que proceden también del tráfico rodado y de las actividades industriales. En este caso, resalta el ministerio, solo una zona superó el valor límite anual durante 2016: Asturias central. El año pasado fueron dos, tienen una importante influencia las centrales térmicas que utilizan el carbón para generar electricidad. El tercer contaminante del que debe realizar un seguimiento el Gobierno es el ozono troposférico, contra el que es más complicado luchar ya que no depende solo de los contaminantes que expulsan las chimeneas y tubos de escape, sino también de la radiación solar.  El problema, según este experto, es que «es una tendencia que se puede revertir en el futuro por razones meteorológicas». Es decir, si se vuelve a producir un mal año, con muchas inversiones térmicas en invierno y temperaturas elevadas en primavera.

La contaminación asfixia a algunas de las ciudades en España, es un problema que amenaza con convertirse en estructural y que se ve agravado por la estabilidad atmosférica y la falta de lluvias. Ya son 18 ciudades las que han superado en la última semana los límites de dióxido de nitrógeno o de concentración de partículas PM10 permitidos por la Unión Europea, según datos de Ecologistas en Acción. La capital de España es con diferencia donde más se han sobrepasado los límites horarios de dióxido de carbono -fijados en 200 microgramos por metro cúbico-, a lo que se añade también una gran concentración de micropartículas. Este escenario se ha repetido en Barcelona, Sevilla o Zaragoza, donde también se han rebasado los límites en ambos indicadores.  El asunto en Madrid es grave, así la capital arrastra desde hace años un problema de contaminación, pues una “boina de suciedad cubre su cielo de forma casi permanente”. Una vez más, el Ayuntamiento de Madrid ha tomado decisiones para amortiguar los efectos de la polución y el Gobierno regional ha dado el visto bueno al protocolo marco por que entrará en vigor en breve, tras su publicación en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid. Las actuaciones previstas incorporan de forma activa los 15 grandes municipios de más de 75.000 habitantes, que están obligados a elaborar en «un año» sus propios protocolos. El plan se diferencia del puesto en marcha por el Ayuntamiento de Madrid en que «apuesta por la prevención» para evitar adoptar medidas restrictivas, ha asegurado la presidenta.

En el caso de Castilla y León, de las nueve capitales castellano y leonesas sólo Valladolid ha venido adoptando en los últimos meses medidas para frenar la contaminación atmosférica debido a las altas concentraciones de dióxido de nitrógeno que traen consigo la falta de lluvias. En el caso de Salamanca y León, cuyas respectivas autoridades locales no contemplan por el momento adoptar ninguna medida, ni informativa, ni de limitación de tráfico urbano, al carecer de planes de acción. En el País Vasco, los ciudadanos respiran un aire limpio comparado con el de otras zonas de España. Toda una hazaña si se tiene en cuenta que, hasta hace apenas dos décadas, el territorio se encontraba sumido en un frenesí industrial que elevó al máximo los registros de emisiones. En Zaragoza tampoco se libra de los episodios de contaminación atmosférica. De hecho, éstos aparecen de forma más recurrente cuando no sopla el típico viento que acostumbra a barrer el Valle del Ebro. Navarra no es una de las regiones que más sufre la contaminación. Su climatología, con lluvias frecuentes y con la presencia habitual del viento en las zonas donde menos llueve, hace que raramente se superen los niveles de alerta de contaminación. Y en Galicia, según el último informe sobre la calidad del aire elaborado por la Xunta de Galicia (que analiza los datos correspondientes al año 2015), las principales zonas urbanas e industriales de la comunidad mantienen unos niveles de contaminación atmosférica ajustados a la legislación vigente. Los datos recogidos en el informe sobre la calidad del aire en la Comunidad apuntan que la provincia que produce una mayor cantidad de emisiones es la de Pontevedra, seguida de La Coruña, Orense y, finalmente, Lugo.

Valencia es una de las ciudades que actualmente se mantiene por debajo de los niveles máximos permitidos de dióxido de nitrógeno en el aire, toda vez que durante el mes de noviembre la calidad de éste se ha visto alterada por una mayor concentración de PM10 (partículas en suspensión). Esto es debido a la tradicional quema de la paja del arroz, una práctica autorizada por la Conselleria de Medio Ambiente que este año se ha visto reducida al 50 por ciento con respecto al año 2016. En Andalucía, los niveles de contaminación que soporta Granada y su área metropolitana se sitúan entre los cinco más elevados de toda España. En contra de lo que comúnmente se piensa, la cordillera subbética dificulta la renovación del aire en la capital. A la orografía del lugar hay que sumar la alta densidad de tráfico, apenas mitigada con la irrupción del tranvía, lo que provoca la aparición de la famosa boina de partículas en suspensión nocivas para la salud; un problema al que Granada quiere ahora plantar cara con una normativa pionera en Andalucía. El Ayuntamiento de la capital ha aprobado en el pleno su propio Plan de Mejora de la Calidad del Aire, así el documento recoge un total de 36 medidas con las que reducir los niveles de contaminación en la zona. Entre ellas, el Consistorio pretende comprar aparatos de medición en tiempo real, bonificar la compra de vehículos menos contaminantes o compañas de sensibilización. De este modo, Granada se convertirá en la primera capital andaluza en sacar adelante normativas para combatir la contaminación, precisamente cuando la Junta acaba de aprobar una nueva ley en ese sentido.

¿Y con respecto a los ríos?  Según los propios documentos de la confederación del Tajo, uno de los puntos más críticos de toda la cuenca, tanto por la cantidad como la calidad del agua, está a la altura del río a su paso por Talavera de la Reina, una ciudad que, con una tasa de paro de 34 por ciento en 2016, se manifestó hace dos semanas en una protesta masiva para reclamar las oportunidades que ya no les dan ni el campo ni la industria. Sin embargo, a pesar de que cristalicen allí con mayor violencia, los problemas de suciedad del Tajo empiezan mucho más arriba. “El Tajo se ha convertido en una cloaca”, titulaba EL PAÍS una crónica en 1989. Casi 30 años después, los activistas siguen utilizando ese término –cloaca– para referirse al tramo que arranca aguas abajo de Aranjuez, cuando el mermado cauce del río que viene desde los embalses de Entrepeñas y Buendía se junta con el Jarama.  El problema es que los sistemas de depuración actuales no son suficientes para librar la contaminación del río. Un ejemplo claro es el de los llamados contaminantes emergentes: medicamentos, plásticos, productos químicos e incluso drogas para los que los sistemas de depuración no están contemplados.

Se hace necesario que desde las distintas Comunidades autónomas aprueben instrucciones de calidad del aire y la calidad de las aguas con tipificación de sanciones por incumplimientos, pues la escasa normativa vigente no eta cumpliendo sus objetivos. Un país que pretende que el turismo sea un pilar cada año más esencial en la economía nacional, al igual que muchas de la Comunidades autónomas, debe ser capaz de unirse en colaborar para la aprobación de medidas preventivas y de protección de carácter estructural y complementarias que sean más eficaces para la salud y el medio ambiente.

 

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