José Aguilar Romero
Vocal de Asethan (Asociación Emérita de Turismo y Hostelería de Andalucía)
Estamos en la era en la que la robótica, la domótica y toda la tecnología nos va adelantando a una velocidad impensable desde hace pocos años. Hay quien se fija con detenimiento y valora muchísimo todos estos avances mirando un poco hacia atrás, por ejemplo en las comunicaciones; hace no muchos años las empresas se comunicaban por telex, aquel aparatoso aparato con sus rollos de papel agujereado y todos los circulitos de papel por el suelo.
Pero un buen día apareció otro aparato mucho más pequeño y en este además se podían enviar planos, fotografías, en fin documentos y gráficos, y era aún mucho más rápido.
Seguíamos adecuándonos a estos avances cuando aparecieron unos teléfonos sin cables que venían acompañados de una especie de caja de zapatos donde estaba la batería y a partir de ahí llegó el boom de los teléfonos móviles. Ahora había que ver qué modelo era el más pequeño y con mayor alcance, con tapa o sin tapa, con algunos había que tener dedos afilados para no pisar dos o tres letras.
Pero como decía al principio, la “tecnología”, que no para de reinventarse, y gracias a los grandes ingenieros y especialistas de muchas empresas punteras, el “móvil” tenía que contar con alguna función más que llamar o ser llamado.
Tenía que transmitir datos y, además, con cobertura aunque estuvieras en la Conchinchina, y de repente empezaron a llegar las famosas “APP” , aplicaciones, y le dotaron de una cámara de fotos con pixeles de todos los tamaños, con lo cual podías mandar una foto al fin del mundo en fracción de segundos y, además detallar por escrito todo lo que quisieras y a coste cero mediante Whatsap.
Las APP las hay para casi todo, dependiendo del manitas de turno o de la utilidad que le dé el usuario normal, es decir mandar un correo, hacer una transferencia bancaria desde el móvil y , últimamente, pagar con el móvil, lo que se supone irá dejando de lado las conocidas tarjetas de crédito; el móvil se ha convertido en un potente ordenador.
Ya hay hoteles en el mundo, sin ir muy lejos en Dinamarca y Suecia, donde llegas a un hotel robótico y empiezas por no ver a nadie, con tu clave abres la puerta del hotel, el pasillo de tu habitación, el ascensor y por supuesto tu habitación ¡Ah ! Eso sí, teléfono normal no hay en la habitación, si quieres algo o tienes algún problema o te has caído en la bañera, mensaje de móvil o Whatsap.
Ya hay en Japón hoteles con robots en la recepción, hablan 28 idiomas y hay una pantalla donde pones du DNI o pasaporte y el resto te va diciendo el robot lo que tienes que hacer, te da una clave y con ella te manejas por las dependencias del hotel.
Pues ahora nos vamos a nuestros bancos en España y nos encontramos con la mitad de los empleados que tenían, cada equis tiempo nuevos recortes y una cola hasta que te toque y mientras vas leyendo todos los cartelitos que te encuentras antes de llegar al empleado, para hacer esta gestión pase por el cajero, para hacer esto otro pase por el cajero y así os entretenéis hasta que os toque el turno.
En la Seguridad Social y en la Tesorería para cualquier gestión ármate de paciencia y ponte a hablar con un robot, que además te corrige como no pronuncies bien, vamos, más que un profesor, a veces tienen tantas opciones que cuando acaba de hablar el robot no sabes si mandarlo por donde amargan los pepinos o empezar de nuevo.
Unos de los últimos inventos es un televisor con un dispositivo que ahuyenta a los mosquitos y con la mirada te adivina el canal que quieres, ¡adiós mando!
Y por poner fin, de momento, a esto de la tecnología, el último modelo de móvil creado por Google Home, tiene las aplicaciones para bajar y subir las persianas de casa, poner o quitar el aire acondicionado, la alarma, e incluso ver tus dependencias en directo si estas fuera de casa, poner música en cualquier habitación, amén del apagado y encendido de las luces de casa y también una clave para tu coche, asimismo le puedes preguntar un resultado de fútbol, y preguntas infinitas, que te contestará a casi todo, más que una secretaria.
Como veréis, todo en un cacharrito llamado móvil, que suele pesar entre 100 y 150 gramos y con precios que varían mucho desde el modelo hasta el tipo de tecnología aplicada.
Pues todo esto, amigos, está haciendo ni más ni menos entre otras razones que miles de trabajos estén desapareciendo ya, las maquinas no van a conseguir que trabajemos menos. Incluso desde algún sindicato se ha dicho que la empresa que se robotice tendrá que cotizar como si fuera un empleado, ¿pero de cuantos empleados han prescindido y van a seguir prescindiendo? ¿El robot cotizará por cada empleado despedido?
Entre los amantes de las nuevas tecnologías y los que añoran tiempos pasados vamos pasando a una era en la que se perderán muchas profesiones y seremos suplantados más de lo que creemos; hace poco en televisión un importantísimo ingeniero dijo la frase “ me da miedo hasta donde podrá llegar la tecnología y si superará a los ingenieros que las fabrica”. Tema para reflexionar