Lo sucedido la pasada semana en la política nacional -con el adelanto electoral en la Comunidad de Madrid y la fracasada moción de censura en Murcia-, revela el irrespirable clima político que aqueja a la convivencia nacional, y no solo el aire que inspiran y exhalan los partidos políticos, porque los medios de comunicación, con sus filias y sus fobias, transmiten a los ciudadanos la falta de entendimiento y la lucha cainita de la derecha y la izquierda, y si existe el centro pues también de éste.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha debido entender que para mantenerse a flote en las agitadas aguas de la clase política cabe cualquier bandazo u operación sorpresiva, caso de la mencionada moción de censura y otra en Castilla y León. Tras el batacazo electoral de Albert Rivera, éste se fue a su casa, pero Arrimadas no ha dimitido todavía después del fiasco de Murcia, y esto constará en su haber de por vida política. Ya hizo mal cuando dejó a los electores catalanes que la habían votado y se vino a Madrid porque su señorito la llamó, pero ahora se juega sencillamente la supervivencia, la suya y la de esta formación naranja. Porque es ella la que se ha movido, de tener de socio al PP a echarse en brazos de Sánchez, ese es el verdadero transfugismo, no el de los tres de Murcia que estaban y están donde solían, apoyando al gobierno de Fernando López Miras.

Baste recordar respecto a la “moribunda” Arrimadas que ante la moción de censura de Santiago Abascal dijo que quien hiciera eso en la pandemia “es un irresponsable y tiene un problema moral”, ¿y ella no lo ha intentado ahora en Murcia?, ¿en qué quedamos Inés?; y sobre Pedro Sánchez, también se le recuerdan sus palabras, “Ciudadanos no puede pactar con quien ha pactado con Torra, con Bildu y con Puigdemont”, ¿y por qué lo has hecho tú ahora, Inés? Esto, mientras se ofrecía a Sánchez y pese a los desprecios de éste hacia su persona.

Y en cuanto a lo de Madrid, ha prevalecido, en irreprochable sentencia judicial, la convocatoria de elecciones a las posteriores mociones de censura. Y todo augura que la presidenta en funciones, Isabel Díaz Ayuso, va a arrasar, porque el cabreo de los madrileños por el maltrato del Gobierno de la nación lo van a pagar Gabilondo y compañía. Sin duda, Casado, que nunca habría protagonizado un relato como los susodichos, va a aprovechar este viento de cola que se ha levantado, pero ya veremos cuánto le dura este empujoncito y si no lo capitaliza exclusivamente la valiente Diaz Ayuso.

Un nuevo escenario se abre en el centro derecha español, habrá que ver también qué tiene que decir Vox, lo que diga el PSOE y el Gobierno ya se sabe, hablan de que han comprado a los diputados murcianos, pero sin ninguna prueba en el juzgado, lo que es tanto como decir que vuelven a mentir. Están en lo suyo, con el ventilador de las porquerías a todo gas, y lo que vendrá.