¿Afectan los recortes a la salud de la población? - El Sol Digital
¿Afectan los recortes a la salud de la población?

¿Afectan los recortes a la salud de la población?

Problemas Cardiovasculares. Por Miguel Such, cirujano cardiovascular.

Años de un magnífico sistema sanitario han provocado el perverso efecto de olvidarnos de nuestra propia salud. Nos comportamos como el conductor con seguro a todo riesgo, que no hace nada para evitar arañazos al coche, ante la seguridad de poderlos reparar cuando le apetezca. Y sabiendo que no va a pagar prima anual ni penalización por aumento de siniestros. Hemos descuidado la prevención, ignorado los factores de riesgo, apartado el estilo de vida saludable y abandonado la “dieta mediterránea” que nos ha protegido de enfermedades que son muy frecuentes en otros países, y avanzamos confiados en que la maravillosa medicina pública arreglará de forma gratuita los problemas generados por nuestra dejadez. Nos comportamos como ese “niño rico” que desprecia las normas porque “papá” vendrá luego a solucionarlo todo: Y así ha sido durante muchos años, en los que nadie miró el coste de todo esto, en los que los presupuestos destinados a pagar la medicina se superaban cada año en varios miles de millones de euros y las prestaciones crecían sin parar, olvidando tener “un plan de futuro” que garantizara “para siempre” unos servicios mínimos de salud al alcance de todos los españoles.

La crisis nos ha puesto por delante los excesos de una época, y todos los que han estudiado la situación de nuestra sanidad (sin contar populismos y falsas promesas electorales) están de acuerdo (desde los tiempos de Felipe González y el famoso y olvidado “Informe Abril Martorell”) en que nuestro sistema es económicamente inviable. Por eso, mientras políticos, economistas, expertos y técnicos buscan soluciones, los que simplemente nos dedicamos a tratar a los pacientes intentamos colaborar de la mejor manera que sabemos: dando consejos para evitar la enfermedad, tratando de concienciar a todos de que los primeros responsables de nuestra salud somos nosotros mismos, y que practicando hábitos saludables podemos ayudar a seguir mejorando la sanidad con mas eficacia que con los presupuestos del Estado.

La medicina preventiva es uno de los pilares que pueden evitar el colapso que ya estamos viviendo. Y el primer paso para conseguirla es una información comprensible y razonada de las enfermedades que podemos prevenir, para poder saber siempre qué conseguimos con los consejos que cada día nos repiten.

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en nuestro país y están producidas en su mayor parte por la obstrucción de las arterias, y con mucha menor frecuencia, por la rotura de las mismas. Por eso parece razonable tratar este problema en primer lugar.

Las arterias no son más que “tubos huecos” que recorren todo el cuerpo para transportar la sangre desde el corazón a todos los rincones del cuerpo. Si una sola célula del cuerpo se queda sin sangre un tiempo suficiente, muere sin remedio, de ahí la importancia de mantener abiertos “esos tubos” llamados arterias. El tamaño de las arterias no es constante: sus paredes pueden dilatarse o cerrarse de forma muy rápida por la acción de unos nervios que tienen a su alrededor. Pero este efecto es reversible y no supone un “problema de circulación”. Por eso cuando hace frío, o nos dan un susto, la cara se pone blanca (con muy poca sangre) y nunca pensamos que nos hayamos quedado “sin riego sanguíneo”. Ponernos “rojos de vergüenza” sería el efecto contrario. Lo importante es saber que los problemas intermitentes o transitorios no suelen estar relacionados con enfermedades circulatorias, porque una arteria ocluida no se abre de vez en cuando: está siempre cerrada.

Las arterias que enferman y se obstruyen con mayor frecuencia son las de las piernas y las del corazón, los músculos que más oxígeno consumen y que más sangre necesitan.

El síntoma que más caracteriza la enfermedad de las arterias de las piernas es la claudicación intermitente, también llamada enfermedad del escaparate. Con este nombre se denomina a la aparición de un dolor en la pantorrilla que se produce al caminar y que desaparece cuando paramos. La causa más frecuente es la disminución de la cantidad de sangre que llega a la pierna, haciendo que los gemelos, el músculo de la pantorrilla, no tenga el oxígeno suficiente para realizar el esfuerzo de caminar (claudicación), obligándonos a detenernos cada cierto tiempo (mirando escaparates).

Sabemos que la actividad muscular consume mucha energía (glucosa), y para “quemarla” hace falta que llegue oxígeno suficiente, y necesita mucho más cuando el músculo trabaja contrayéndose que cuando está en reposo. Las arterias son los vasos sanguíneos encargados de llevar continuamente sangre rica en oxígeno (y en glucosa) y tienen la capacidad de dilatarse para llevar más sangre a los músculos cuando éstos la necesitan.  Cuando las arterias se endurecen por arteriosclerosis, se convierten en tubos rígidos incapaces de adaptarse a las necesidades, haciéndose difícil realizar ejercicios intensos. Si además se estrechan (estenosis), la cantidad de sangre disminuye permanentemente, y comienzan los problemas con el simple ejercicio de caminar. El dolor se inicia casi siempre en la pantorrilla porque los gemelos son los músculos que más sangre necesitan para contraerse, y por ello son los primeros que duelen (claudican) cuando no llega el oxígeno suficiente, y al obligar a pararte, impiden que otros músculos duelan por falta de riego. No importa que el problema de la arteria esté por encima o por debajo de la ingle: el dolor de la claudicación suele estar en los gemelos.

Lo normal es que aparezca en una sola pierna, aunque a veces, si seguimos caminando a pesar del dolor, aparece también en la otra, lo que indica que la circulación en las dos piernas está afectada. Pero casi nunca aparece el dolor en las dos piernas a la vez. Al parar, el dolor desaparece en muy poco tiempo (desde algunos segundos a pocos minutos) para reaparecer de nuevo al caminar. Por regla general, la distancia que caminamos sin dolor es aproximadamente la misma, pero aparece antes si andamos más deprisa o subimos una cuesta (aumentamos el esfuerzo). El resto de signos son más difíciles de reconocer por el propio paciente, pero incluyen la desaparición de pulsos en el pie, palidez relativa de la pierna afectada y cierta frialdad del pie comparado con el no afectado.

Prevención:

Las causas principales de que las arterias enfermen y se estrechen o se obstruyan son la arteriosclerosis y la diabetes. Así que la prevención es la misma que la del infarto de miocardio o las enfermedades circulatorias cerebrales. La herencia es el más potente de todos los factores de riesgo, pero hoy día no sabemos modificarla; pero si en nuestra familia ha habido problemas frecuentes de este tipo, tenemos que evitar con más intensidad las causas que pueden depender de nosotros: tabaco, colesterol y obesidad, así como tratar lo antes posible la hipertensión y la diabetes.

El tratamiento de la claudicación intermitente tiene dos fases bien diferenciadas.

Tratamiento médico: Consigue llevar más sangre a la pierna a pesar de la obstrucción y evitar en lo posible el avance de la enfermedad. El tratamiento más eficaz está en manos del propio paciente y consiste en caminar varios kilómetros diarios, parando cada vez que aparezca el dolor en la pantorrilla. Permite dilatar al máximo todas las arterias pequeñas que pueden sustituir a la arteria principal enferma u obstruida. Debe realizarse “todos los días”, ya que de lo contrario desaparecen los beneficios rápidamente. Tenemos evidencias científicas de su eficacia, y su efecto es tan potente, que puede evitar la cirugía en la mayoría de los casos. Pero una sola calada a un cigarrillo puede anular el beneficio de varios kilómetros caminados. Así que no hay soluciones aisladas: solo usando simultáneamente todas nuestras armas podemos superar el problema.

Existen medicamentos que pueden ayudar a mejorar la claudicación, pero solo bajo prescripción médica y de forma complementaria a la prevención.

-Tratamiento quirúrgico: Debe realizarse siempre cuando haya peligro para la pierna o cuando el tratamiento médico no haya conseguido mejorarla: intervenir para intentar salvar la pierna tendrá menos riesgo que intervenir para amputar una pierna. Pero la mayoría de las veces, la intervención se realiza para mejorar la calidad de vida: cuando el mejor tratamiento médico no consigue que podamos caminar sin parar lo que queremos o necesitamos, la solución es restablecer el estado original de la circulación. Esto implica ponerse en manos de buenos especialistas y en hospitales tecnológicamente avanzados donde puedan realizarse intervenciones a través de catéteres.

Como vemos, muchos de nuestros problemas circulatorios en las piernas podemos evitarlos nosotros mismos, y los mejores tratamientos están solo en nuestras manos. Dar información comprensible para todos es una herramienta eficaz para seguir mejorando la salud de la población a pesar de los recortes, ya que solo precisa la colaboración de los propios pacientes, que tienen que ser co-responsables de su salud. Pero ni nuestros humildes consejos ni los enormes esfuerzos que realizamos para compensar los recortes, pueden sustituir a algo parecido a un “plan integral” que aborde la sanidad con criterios completamente diferentes a los que hemos tenido hasta ahora, y que dedique mayores esfuerzos a “evitar la enfermedad” y sus complicaciones que a tratar esas complicaciones que pudieron evitarse en muchos casos, haciendo que el paciente se sienta de verdad protagonista y responsable (incluso responsable económico) de su propia salud. Para ello es indispensable ese “Pacto Nacional” que defina con criterios técnicos cómo hacer económicamente viable un “nuevo” sistema sanitario al alcance de toda la población y sostenible tanto ahora como en el futuro.

 

One thought on “¿Afectan los recortes a la salud de la población?”

Francisco

5 abril , 2017

Estupendo artículo, divulgativo, pero también para que los profesionales no perdamos el norte, de dónde están los principales condicionantes.

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