“Fue un error que la OTAN se expandiese hacia el este”
Una interesante entrevista al abogado norteamericano Alfred de Zayas, en El Confidencial del pasado 28 de marzo, cuestiona algunas de las bases de la propaganda occidental de la invasión rusa en Ucrania.
Después de pasar por algunos bufetes en su país, De Zayas recaló en Naciones Unidas como experto independiente entre 2012 y 2018, fue secretario del Comité de Derechos Humanos y jefe del Departamento de Peticiones. En España, se hizo conocido a partir de 2017, cuando fue uno de los pocos altos cargos de Naciones Unidas que reconocieron el inexistente derecho de Cataluña a la autodeterminación.
Leemos en la entrevista citada que en línea con las ideas prorrusas, De Zayas considera que la culpa del conflicto en Ucrania la tiene el bloque occidental: «Como lo ha constatado el profesor John Mearsheimer, de la Universidad de Chicago, la mayor culpa cae sobre los EEUU y la OTAN, que no han hecho otra cosa que amenazar a Rusia en los últimos 30 años, y que han roto acuerdos orales de no expansión hacia el este. Ha sido una provocación constante, y luego la OTAN quiere aparecer inocente (…). Cabe recordar que el artículo 2 (4) de la Carta de Naciones Unidas prohíbe no solamente el uso de la fuerza, sino también la amenaza”.
El relator de Naciones Unidas reconoce que Rusia no tiene derecho a agredir a Ucrania, pero cree que la génesis del conflicto está en la caída del presidente ucraniano Victor Yanukóvich, a quien tilda de «democráticamente electo», lo que es absolutamente cierto, y añade:
«Han pasado ocho años desde la guerra en Donbás. Ocho años de violaciones de los Acuerdos de Minsk por parte de Ucrania. Repito: eso no justifica la agresión militar, pero lo pone en perspectiva. No hay nada más vulgar que un golpe de Estado financiado y apoyado por los EEUU y la Unión Europea«.
Continúa: «La OTAN ha dejado de ser una alianza defensiva. Es una organización sin razón de ser. Una vez se desbanda el Pacto de Varsovia, lo lógico es que la OTAN se hubiera disuelto. Nos ilusionamos con que todos esos millones que se dedicaron a la carrera armamentística ahora fueran a parar a la educación y la sanidad. Sin embargo, la OTAN no solo no disminuyó, sino que creció. Y para seguir teniendo sentido como organización, busca constantemente enemigos externos”, y añade que «Gorbachov abrió una ventana de oportunidad que Estados Unidos, liderados por el grupo ‘neocon’, cerró de golpe. Alrededor de Dick Chaney, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz intentan dar paso a una ‘pax americana’ que busca convertir la OTAN en una organización que reemplace Naciones Unidas”. De Zayas explica: «Esto no solo lo digo yo: el reputado diplomático norteamericano George Kennan dejó por escrito que fue un error que la OTAN se expandiese hacia el este, ya que se corría el riesgo de crear un enemigo artificial. Esa era la idea: producir armamento, buques de guerra y carros de combate es una fuente de creación de riqueza, y contra alguien habrá que utilizarlos». Refuerza esta idea con esta otra: «Es nuestro presidente Dwight Eishenhower, cuando se retira en enero de 1961, el que dice que “la mayor amenaza a la democracia es el military-industrial complex”. Es ese monstruo financiero y militar el que quiere la guerra, porque vive de la guerra”.
«Sabemos desde los años noventa, cuando la OTAN se mete en los problemas internos de Yugoslavia -sigue-, que la cuestión defensiva ha pasado a un segundo término. Allí conculcaron el principio de integridad territorial que ahora invocan en Ucrania. Ese principio se rompe cuando la OTAN ataca Serbia. ¡Y no me digan que eso era por razones humanitarias! Yo era el jefe de Peticiones de las Naciones Unidas por entonces, era plenamente consciente de los crímenes de ambas partes. No fue solo Serbia: los croatas y los bosnios cometieron atrocidades contra los serbios también. Con todo, era un conflicto relativamente pequeño: hubo 3.000 muertos en 10 años de conflicto. Eso son los muertos de República Democrática del Congo en una tarde», explica. «El bombardeo salvaje de Belgrado no tenía justificación ninguna. Ahí la OTAN se transformó en una organización de fuerza, de amenaza, que comete crímenes de lesa humanidad con total impunidad. Y ahí tenéis mucha culpa los medios de comunicación».
Y la información veraz, como siempre, es la primera sacrificada de la guerra: “Después de que los gobiernos europeos vetasen a RT y Sputnik, en Occidente es complicado acceder a la versión de los invasores”. Al respecto, De Zayas cree que la falta de información favorece un panorama de blancos y negros, sin matices. «Yo estoy muy contento de cómo los medios están condenando el ataque de Rusia a Ucrania, estoy por completo de acuerdo con ellos. Sin embargo, no se plantean una pregunta: ¿por qué Rusia se permite hacer esto? Porque Putin sabe muy bien que hay precedentes. En el 67, Israel ocupa los Altos del Golán, ataca a buena parte de sus vecinos árabes (Líbano, Egipto) y se va de rositas. En 1974, Turquía invade Chipre sin ninguna provocación. Ocupan un 37% de la isla y expulsan a 200.000 chipriotas griegos y matan a decenas de miles. Saquean monasterios, museos… Hasta se podían comprar los frescos en las galerías. Y no pasó nada», sentencia. «Y luego está la invasión de EEUU a Irak en 2003. Aquella fue la violación del derecho internacional más obscena desde la II Guerra Mundial. Allí dejaron un millón de muertos, usando agente naranja y fósforo blanco, torturando y desapareciendo suníes. Sin reproche». Y concluye: «Putin puede alegar en cualquier momento que lo que hace él es menos que lo que hicieron George W. Bush o Bill Clinton en su momento. Esto no justifica su actitud en Ucrania, pero sí ayuda a entender el marco en el que se maneja (…). Existe una cultura de impunidad que debilita el derecho internacional y que no está denunciando el periodismo. En los medios hay una parcialidad potente y sostenida en el tiempo. Si te informas a través de CNN, ‘New York Times’, BBC, no te enteras de qué está pasando, se omiten las partes que no encajan con el relato y se potencian las que lo refuerzan. El lector tiene que complementar esta información con RT, Sputnik, The Real News Network, y desarrollar una síntesis. Todos son propaganda, la idea es conocer todos los puntos de vista».
En cuanto a Crimea “nunca ha tenido nada que ver con Ucrania. Es una región rusa que Jrushchov adjudica a Ucrania, pero que apenas se nota, porque en la Unión Soviética todas las regiones dependían de Moscú (…). El conflicto armado que hoy vivimos comenzó en 2014, después del Euromaidán”.
El norteamericano insiste en señalar que el movimiento social estuvo financiado por las potencias occidentales, capaces de todo con tal de sacar del poder al prorruso Yanukóvich: «Todo cambia con el golpe de Estado del 22 de febrero, financiado por EEUU y Europa. Ese día empezó la guerra de Ucrania que vivimos hoy. Se forma un parlamento de golpistas que empieza a aprobar legislación xenófoba y elitista contra su propio pueblo. ¡Se llegó a prohibir hablar ruso a los ciudadanos ucranianos, cuando en muchas ocasiones era la única lengua que conocían! Europa no hizo nada. Y tampoco Naciones Unidas, donde urge más política de prevención, adelantarse a los acontecimientos que se ven venir, como esta guerra (…). A Putin no le gusta que una organización que básicamente se montó contra Rusia, con potencias nucleares, esté a unos kilómetros de Moscú. ¿Es raro? No le gusta que se muevan tropas en sus fronteras. Ni que se prohíba el ruso en Ucrania. Hace menos de un mes, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, Jens Stolterberg, secretario general de la OTAN, dijo: ‘El señor Putin quiere menos OTAN. Pues le diré algo: tendrá más OTAN’. ¿Eso no es una provocación? Imagínese que alguien amenace así a Estados Unidos”.