Jorge Mario Bergoglio campa por sus respetos. Ayer fue pidiendo perdón por la conquista de México al izquierdista López Obrador, hoy pidiendo desdramatizar los procesos de independencia -carta blanca al nacionalismo excluyente y golpista como el catalán- y afirmando que el concepto de unidad nacional es fascinante, pero que no puede valorarse jamás sin la reconciliación de los pueblos, buenismo que les encanta a los políticos que vulneran la ley en nuestro país. No hay que olvidar que el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, se ha mostrado favorable a los indultos. A este paso, Bergoglio conseguirá vaciar las iglesias de católicos para dejárselas como centros culturales a la extrema izquierda.