La intelectual feminista francesa Caroline Fourest defiende en un reciente ensayo –Generación ofendida (Península)– la igualdad sin ahogar las libertades, como ya está pasando. En Canadá, por ejemplo, los estudiantes exigen que se cancele una clase de yoga porque no quieren ‘apropiarse’ de la cultura india. En Estados Unidos, se reprocha la enseñanza de las obras clásicas por ser poco inclusivas. Estas majaderías que empobrecen y censuran sin embargo son seguidas por algunos inadaptados que se vuelven peligrosos para la generalidad de los ciudadanos.
Las políticas de identidad son ya, según un informe de El Confidencial, una herramienta para dar visibilidad a las minorías a una nueva moral que censura y categoriza. Parece como si cada poco tiempo un grupo, una minoría o un individuo erigido en representación de una causa pueda ordenar y someter a los que no piensan como él. Bien por Fourest. Valiente.