La Asociación de Energías Renovables de Andalucía (CLANER) ha defendido en un comunicado la contribución del sector de las energías limpias en la preservación del medio natural “no sólo por su papel esencial en la lucha contra el cambio climático sino por las propias prácticas conservacionistas y de fomento del medio natural desarrolladas por las empresas en sus instalaciones”.
El presidente de CLANER, Alfonso Vargas, ha lamentado que “en los últimos meses se estén trasladando a la opinión pública informaciones incompletas e inciertas que desdibujan la realidad de un sector, extremadamente regulado y cumplidor de las normativas medioambientales, que lleva en su ADN la defensa de los principios verdes en su más amplia concepción y que dedica grandes esfuerzos en acciones de protección y defensa de los entornos naturales donde se asienta”.
CLANER ha subrayado que para realizar la necesaria transición energética al modelo marcado en los objetivos europeos y nacionales de reducción de emisiones contaminantes se hace necesario, además del fomento del autoconsumo, el desarrollo de plantas fotovoltaicas de tamaño suficiente para generar la energía demandada.
Hacer compatible el despliegue renovable con la protección de la biodiversidad, del patrimonio natural y paisajístico, y la integración de las personas en el territorio es el firme compromiso de las empresas que en Andalucía se dedican al desarrollo de las energías renovables.
En este sentido, CLANER ha recordado que todas las instalaciones fotovoltaicas cumplen estrictamente con la legislación ambiental andaluza lo que supone disponer de una declaración de impacto ambiental que lleva consigo la adopción de rigurosas medidas preventivas y correctoras de carácter medioambiental referidas al terreno, al emplazamiento, al paisaje, al impacto en los acuíferos y a la fauna y flora local, entre otros aspectos.
Entre las actuaciones de mejora que las empresas andaluzas de renovables vienen poniendo en marcha se encuentra la selección del emplazamiento de menor impacto, la mejora de la integración de las especies locales y la protección de su hábitat natural, la optimización de la calidad ecológica del suelo, el fomento de la compatibilidad con usos ganaderos, la reducción de impacto visual de forma natural, la disminución del uso de agua, la mejora de las condiciones hidrológicas, el restablecimiento del estado original del terreno y la contribución a la economía circular en la gestión de residuos y vertidos.