No se trata solamente de los efectos de la crisis económica, es el comercio electrónico. Están cambiando los hábitos de compra y consumo y hay otras realidades que ya llegan como una ola del Atlántico desde los EEUU. Allí, los centros comerciales cerrados, que son toda una forma de vida y que se conocen como “malls”, están echando el cierre y toman su relevo espacios al aire libre. Esos contenedores de tiendas ya no son atractivos. Los grandes almacenes como Macys y Bloomingdale´s, por ejemplo, están sufriendo las consecuencias del cambio.
El comercio electrónico y los dispositivos móviles están revolucionando la vida. Los carteles de “espacio disponible” son cada vez más frecuentes en los centros comerciales. Un dato interesante de Shopper Track ofrece una medida del panorama: en 2010 se registraron en los EEUU, entre los meses de noviembre y diciembre, 35.000 millones de visitas a los centros comerciales, tres años después solo la mitad. De ahí que también empresas como Amazon, o El Corte Inglés, en nuestro país, apuesten por una rápida distribución a domicilio de los productos que el consumidor encarga a través de su ordenador de sobremesa, portátil, tablet o app.
La mayor accesibilidad a los precios a través de internet permite comparar sin necesidad de ir de un lugar a otro, y además sin gastar gasolina, cómodamente desde casa, el trabajo o el coche. Quizá el servicio de devolución es lo que debe mejorar para redondear las nuevas formas de venta electrónica.
La conclusión es que la gran competidora de las tiendas físicas, sean pequeñas o grandes superficies, son los centros abiertos y el comercio electrónico. Toca reinventarse cada día, sin miedos, explorando las posibilidades que se nos brindan. El consumidor quiere una experiencia cuando sale de compras y aprovechar para comer en un restaurante, tomar un café, ir al gimnasio y que los niños se diviertan y no haya que arrastrarlos con ellos ese día.