Hay noticias que llaman la atención y no deberían pero el asombro es libre. Por ejemplo que, en el PTA, Dekra prohíba a su plantilla minifaldas, bermudas y grandes escotes. Pues claro, la gente tiene derecho a vestir como quiera, y la empresa a proyectar la imagen que considere oportuna. Parece lógico que una compañía tenga unas normas de atención telefónica, redacción de textos e identidad corporativos… ¿y no de cómo viste su personal en el ejercicio de sus funciones con unas normas generales? Algunos creen que la modernidad en la empresa pasa porque cada uno haga lo que quiera, y no es así.