Hay organizaciones que parece que viven en un mundo de dibujos animados, es el caso, solo un ejemplo, de David Doña, de la Fundación SOS Tenme, que está en contra del protocolo de la Junta de Andalucía, y de otras muchas instituciones, que exige un mínimo de cinco vigilantes, uno por cada extremidad y otro para vigilar el traslado de un menor en un centro de internamiento. Doña sostiene que siempre hay que estar a la altura del menor, “si va de rodillas o al suelo nosotros también”, dice, y añade que “nunca le reducimos y, claro, debería evitarse la contención mecánica, lo importante es mantener la dignidad de la persona”. Pero no dice nada Doña de que sea importante evitar que ese menor, que puede estar comportándose violentamente, agreda a los funcionarios o a sus propios compañeros y cómo evitarlo, ¿por qué no habla de ello? Quien actúa con violencia puede originar que se le reduzca violentamente y corre riesgos de recibir daños. Esto es así en toda la historia de la Humanidad, otra cosa es que se actúe con proporcionalidad, se respeten sus derechos, et, etc., pero la violencia no debe consentirse y para este fin están los medios de contención mecánica, esposas, por ejemplo. Hay miembros de ONG, y algunas ONG, que parece que lo que quieren es que la sociedad no se defienda y piensa más en el violento que en los ciudadanos que cumplen la ley.