El arqueólogo Eliseo Gil ha sido condenado a 2,3 años de cárcel por presentar como “únicos” unos hallazgos que adelantaban varios siglos la aparición del euskera. Pero todo era mentira. El juzgado de lo Penal de Vitoria condenó a Gil y a su colaborador Rubén Cerdán por su intento de vender como “extraordinarios” unos grafitos desenterrados de un enclave romano de Vitoria. Se ha estimado un delito continuado de falsedad documental, aunque no se ha probado que Gil fuera el autor material de las falsificaciones pero sí que sabía de la falsedad de los hallazgos y además “él mismo o terceros por su encargo, tuvieron la ocasión de causar los daños que las piezas presentan”. El nacionalismo vasco vende, pero falsedades.