La ONG ACLED especializada en recoger datos de conflictos armados en todo el mundo señala que la violencia política moderna ya no es un flagelo de los países de bajos ingresos, no es solo el resultado de la debilidad del Estado, puede ocurrir en países con un aparato de gobierno robusto y crecimiento económico. No hace falta más que mirar a los Estados Unidos o, recientemente, a los Países Bajos las protestas contra el confinamiento de la población. El pueblo se rebela contra las prácticas políticas a las que algunos gobiernos tienen acostumbrados a sus ciudadanos.