En Francia las cosas no son como aquí en relación al Islam. La carta de principios que acaba de publicarse en el país galo consagra la “libertad de conciencia” y “el principio de laicidad, que permite a todo ciudadano creer o no creer, practicar la religión de su elección y cambiar de religión”. Rechaza “instrumentalizar” el Islam con fines políticos y afirma la igualdad entre hombres y mujeres, al tiempo que denuncia prácticas como la ablación del clítoris, los matrimonios forzados y los “certificados de virginidad”, según la agencia France Press. “Ninguna convicción religiosa puede ser invocada como una exención de los deberes de los ciudadanos”, afirma la carta. También se hace referencia a actos hostiles contra los musulmanes en Francia, atribuidos a “una minoría extremista que no debe confundirse ni con el Estado ni con el pueblo francés”.
El presidente francés Macron exigió esta declaración de los principios republicanos como parte de su ofensiva contra el separatismo y el islam radical, que se ha concretado en un proyecto de ley que se empezó a debatir en el Parlamento. Esta ley endurece las normas en muchos temas que aquí, en España, también preocupan pero que allí, en Francia, se ocupan de resolver.