Pedro Almodóvar cuenta a quien quiere escucharle que su padre tenía una gasolinera en Tomelloso y su madre una bodega en la que vendía su propio vino y que en la segunda mitad de los años sesenta se escapó a Madrid para huir de la pobreza. Confiesa que sus dos primeras películas, Pepi, Lucy, Bom… y Laberinto de pasiones fueron apolíticas. Según él, ser apolítico en era una declaración política, ejem… Cuando empezó a hacer películas, se prometió así mismo que condenaría explícitamente la política de Franco: actuaría como si nunca hubiera existido, ejem, ejem… “Era mi manera de vengarme de él. Pero no quería decir que lo había olvidado”. Y ahora dice que es el momento de recordar a Franco para que sus víctimas no sean olvidadas, ya.