La doble moral está más extendida de lo que habitualmente se piensa. Celebrar el viaje de Obama a Cuba y que los Rolling Stones lleguen poco después a la isla, es muy divertido. Pero si decimos que Cuba es una dictadura en la que hay presos políticos, no hay libertad de partidos, de sindicatos o de prensa, ni se respetan los derechos humanos y las libertades, entonces el cielo se oscurece sobre esta parte del Caribe. Si Obama hubiera viajado a una dictadura de corte militar y derechista, de las que, por cierto, solo quedan Camboya, Pakistan, Thailandia y Chad, o al Chile de Pinochet –felizmente solo en el recuerdo del dolor-, todos los que hoy aplauden el gesto del presidente norteamericano lo habrían maldecido. Así son las cosas de la doble moral. Benévolos con las dictaduras comunistas y en guardia con las otras.