El Parlamento Europeo dio su visto bueno el pasado 14 de abril a una nueva directiva para salvaguardar los secretos comerciales y tratar de impedir el espionaje industrial. Esta norma, la protección del saber hacer y la información empresarial no divulgada, pretende también evitar las filtraciones y el robo de información confidencial. No obstante, ha sido criticada por algunas organizaciones no gubernamentales y entidades periodísticas, celosas siempre de la salvaguarda de ciertos derechos pero no de otros, como los de la empresa. Por el contrario, la eurodiputada francesa Constance le Grip, ponente parlamentaria, explica que se trata de “proteger la innovación y la creación en Europa” y evitar el robo de secretos comerciales y el espionaje, lo que parece a todas luces defendible. La protección de un entorno seguro y fiable es condición indispensable para el desarrollo empresarial.
El Parlamento Europeo entiende que hay salvaguardas suficientes para proteger el trabajo de los medios de comunicación e, incluso, de los confidentes que filtran informaciones a estos medios. El nuevo marco jurídico solo protegerá a quienes destapen actividades ilegales, lo que parece también de todo punto conveniente.