Dos economistas, Torsten Tersson y Guido Tabellini, han escrito el estudio Electoral systems and economic policy en el que tratan de las consecuencias en el gasto público, los déficits presupuestarios y la corrupción de los sistemas electorales. Los esquemas mayoritarios tienden a generar gobiernos y oposiciones fuertes y responsables; en los proporcionales existe un margen de acción muy amplio para lograr combinaciones gubernamentales que no representan los intereses de la mayoría y tienden a diluir la responsabilidad entre los distintos miembros de las coaliciones que acceden al poder.
Las coaliciones tienden, en primer lugar, a supeditar la elaboración de políticas beneficiosas para la mayoría a otras que satisfagan los intereses concretos de las minorías a las que representan, cuyos intereses no coinciden casi nunca con la mayoría de los ciudadanos, y también las coaliciones fortalecen la posición de los buscadores de rentas, “las élites extractivas” de Acemoglu y Robinson.
Las legislaturas elegidas bajo un sistema proporcional gastan mucho más en programas del estado del bienestar que las nacidas de un sistema mayoritario; sobre la media, la diferencia es de un 8 por ciento del PIB. Los dos economistas demuestran que la proporcionalidad tiende a provocar aumentos significativos del déficit y la deuda antes de los comicios.
También los analistas citados explican que los gobiernos de coalición no suelen introducir reformas estructurales que debiliten el poder de los grupos de presión.