Irene Rivera ha cumplido este pasado domingo 106 días desde que fue elegida el 22 de marzo parlamentaria andaluza en las listas de Ciudadanos, y ahora necesita 106 avales, el 10 por ciento de la afiliación, para presentarse a las primarias del partido cara a las generales. Se han vendido dos versiones. Una que la cúpula del partido en Barcelona la había elegido para este cambio, otra que es ella misma quien sondeó esta posibilidad porque no se sentía cómoda en Sevilla y le dieron el visto bueno. En cualquier caso, es un error político de bulto porque tanto los afiliados que le dieron su aval para las autonómicas como los electores en las urnas no la votaron para este baile de puestos.
Por su parte, Guillermo Diaz es el “candidato rebelde” que quiere presentarse aunque no cuenta con el beneplácito de la dirección nacional. Directivo del cine Albéniz, competirá, si sigue adelante, con Javier López Ruiz, portavoz de la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo, que recibió tres impactos de bala en 1978 en el cuartel de la Guardia Civil de Galdácano (Vizcaya).
La Junta Directiva de Ciudadanos en Málaga la componen a día de hoy: Juan Cassá, Gonzalo Sichar, Guillermo Díaz e Irene Rivera. En realidad, debería ampliarse a siete el número de miembros –porque dos fueron expulsados (uno, Rosa González Luzón) y otro se fue (Antonio Luque); incluso por el número de afiliados debería subir a nueve el número de directivos pero las primarias se han suspendido porque se va a modificar la estructura regional. En cualquier caso, parece que se refuerza el poder partidista autonómico y se debilita el local, ya se verá.
Esta concentración de poder en cuatro personas y la falta de sede –lo que impide que los afiliados puedan acudir a ella y reunirse y conocer de cerca las novedades de su formación política-, además de no favorecer un ambiente participativo, ocasiona que haya un peregrinaje por bares y hoteles tanto de los oficialistas como de los críticos; del NH los primeros han pasado a Monte Málaga, y los segundos del Palacio de Congresos de Torremolinos a Manhattan o despachos profesionales, dado el número de abogados.