El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, junto a miembros de la Corporación, asistió el pasado 25 de enero al acto institucional de homenaje a las personas represaliadas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista. El acto tuvo lugar en el Panteón de la Memoria Histórica, ubicado en el cementerio de San Rafael, erigido en honor del bando republicano, no del que se le enfrentó, que no tiene panteón alguno y cuyos restos se encuentran repartidos en numerosas ubicaciones. El Panteón de la Memoria Histórica de Málaga, con forma de pirámide, inaugurado en enero de 2014, es fruto del convenio de colaboración firmado entre el Ayuntamiento y la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, que sí se preocupa de sus muertos, sin que haya una asociación similar que haga lo propio con los otros asesinados.
El presidente de la citada asociación, al final de su discurso, gritó: “Honor a los que están aquí, por lo que murieron y por lo que defendieron: ¡Viva la libertad y viva la República!”, entre los aplausos de los presentes.
El alcalde por su parte, se limitó a decir que Málaga es “una de las ciudades que más padeció durante la guerra civil española”, al tiempo que destacó que no solo sufrió una parte de la población, y añadió que “igual que había -en la fosa de San Rafael- casi 2.900 cuerpos de personas fusiladas a partir de marzo de 1937 y hasta bien avanzados los años cuarenta, hubo antes también una represión con más de 1.100 personas en fosas comunes. Una situación, por tanto, de igualmente injusto fusilamiento, y esa parte de la historia no debemos olvidarla”, palabras que, por supuesto, no gustaron a los presentes porque los otros muertos debían ser menos muertos. ¿Qué pasaría si hubiera homenajes, que alguno medio clandestino ha habido, a los asesinados por el Frente Popular? A algunos les da miedo hasta pensarlo.