Decidir para Soñar - El Sol Digital
Decidir para Soñar

Decidir para Soñar

Pablo Romeo. Director Ejecutivo de Smile Consultores

En nuestras colaboraciones estamos siempre hablando sobre la importancia de tener un plan de acción bien estructurado para alcanzar nuestros sueños.
El título de este artículo es el que han utilizado todos los colegios de la Compañía de Jesús del mundo para este año (realmente, en español es Elegir para Soñar pero yo lo he cambiado por la versión en inglés Decide to Dream)
Pues bien, estuve en la presentación del curso y me vienen algunas reflexiones al respecto. Reflexión, discernimiento y acción.
Cuando las personas quieren alcanzar un sueño, deben tener un objetivo que sirva de guía para marcar un rumbo. Esto es elegir. La dificultad más grande es que estamos acostumbrados a soñar, que es un ejercicio fantástico, pero no a poner fechas ni números a nuestros sueños. No tenemos objetivos en la vida.
Cuando establecemos un objetivo, es necesario establecer la acción necesaria para conseguirlo. Por tanto, debemos pensar y decidir que vamos a hacer para avanzar por el buen camino, el que nos conduce a nuestro destino, a nuestro sueño. Esto también es elegir. La gran dificultad es que no tenemos un entrenamiento práctico para convertir objetivos en retos concretos y fijamos acciones muy genéricas, poco meditadas, por decirlo de alguna forma: copiamos y pegamos cosas que ya hemos hecho antes. Pero esto no siempre nos ha servido, entonces ¿porqué insistimos en hacer las mismas cosas si no funcionaron? Sin la acción adecuada y enfocada, nunca conseguiremos nuestros objetivos.
Cuando tenemos una serie de acciones que nos van a ayudar a conseguir paso a paso nuestros propósitos, es necesario planificarlas, pues aunque tenemos un cerebro prodigioso, procesamos tanta información, tantas imágenes, tantos conocimientos, que puede ocurrir que nuestro plan de acción quede diluido o, peor todavía, en una vía muerta. Tener un método de planificación que de verdad nos ayude a implantar, a ver en el día a día estas acciones se hace entonces imprescindible. Esto es elegir en mayúsculas. Porque es muy difícil tener la disciplina para seguir nuestra planificación cada día, es mucho más fácil dejarse llevar… La realidad es que casi nadie planifica, tan solo lleva una lista de cosas para hacer o un cronograma de citas, pero esto no ayuda para nada a alcanzar sueños.
Una vez que tenemos un sistema de objetivos, retos y metas que se pueden planificar porque son concretos, enfocados, alcanzables… debemos ser realistas y valorar las dificultades que nos van a hacer más complicado todo, pero no para tirar la toalla antes de tiempo, sino para establecer soluciones o pequeñas estrategias que nos empujen a superar las dificultades. Esto es elegir. También es la causa más frecuente de fracaso, que tantos aplauden como necesario para tener éxito, aunque lo cierto es que el origen del fracaso es que no se hizo nada a tiempo para evitarlo. Podemos decir que nos quedamos anclados por las dificultades y fracasamos, en vez de elegir hacer las acciones que nos sirven para seguir.
Resumiendo:
-Sueña, pero ponle fecha al sueño
-Decide que vas a hacer para alcanzarlo
-Escribe cuándo, para qué, con quién, cuánto vas a hacer
-Planifica esto en un soporte que te ayude a ver que estás haciendo realmente
-Establece estrategias para superar las dificultades de manera realista
Lo cierto es que estoy contento porque en la presentación pude comprobar que los niños están siendo entrenados desde pequeños en la práctica diaria de la planificación de sus obligaciones. Ya me habría gustado a mi que cuando era niño alguien me hubiera explicado cómo planificar.
Me voy a permitir el lujo de indicar, de manera práctica, cómo se pueden planificar objetivos. Cómo mi actividad está orientada a profesionales y empresarios de cualquier formato de empresa, lo haré con ejemplos empresariales, pero el proceso es igual para padres con niños, para padres en casa, para estudiantes, opositores o para cualquier persona que decida alcanzar sus sueños. (Sigue en pág. 4)
Antes de empezar, solo una reflexión. Para alcanzar un sueño, hay que quererlo con pasión. Para poder alcanzarlo, hay que hacer lo necesario con disciplina. Para hacer realidad un sueño, hay que ser. De nada vale el esfuerzo de hacer y conseguir si no me he preparado para ello. Con esto quiero decir que muchas personas alcanzan el “éxito” en lo material y, sin embargo, no han hecho ningún esfuerzo por ser: por tener una familia cuidada, unos amigos queridos, unos proyectos para los que necesitan nuestra ayuda, una salud atendida con buena alimentación y ejercicio, una inquietud permanente por la formación personal y por el crecimiento de nuestro espíritu. Por lo tanto, en la planificación debe haber elementos no solo relacionados con lo que queremos conseguir, sino también con cómo me preparo en mi vida para cuando lo consiga.
Porque es así de simple: haciendo las cosas que debo, consigo los objetivos que quiero y soy feliz porque me gusta como lo estoy viviendo. Ser y hacer.
Vamos al ejemplo práctico pues:
Este año me he marcado un objetivo: impartir seminarios de planificación estratégica a 600 empresarios y profesionales.
¿Para qué? he comprobado que un 10 por ciento de las personas que me conocen quieren trabajar conmigo sus habilidades de planificación con un sistema efectivo y un mentor que sabe lo que hace.

¿Qué debo hacer para alcanzar ese objetivo? Se me han ocurrido varias actividades útiles: seminarios prácticos en colegios profesionales, talleres online, reuniones de trabajo in-company, asistir a networkings, reuniones de trabajo privadas, charlas divulgativas, invitaciones a sesiones a personas interesadas.

¿Cómo he planificado esto?, pues he asignado a cada actividad un desempeño. El resultado es este: impartir 1 taller/seminario semanal de cualquier tipo los martes por la tarde, realizar 1 charla divulgativa mensual, asistir a 1 networking semanal, invitar a 1 interesado a cada grupo de trabajo que organice. Bien, ya tengo qué voy a hacer y cuáanto voy a hacer de cada cosa. Esto está chupado, ahora solo tengo que poner los nombres y los lugares cada semana.
¿Y ya está? Es evidente que no, para poner todo esto en marcha está el plan de acción: debo invitar a personas, interactuar con personas, llamar a personas, tener entrevistas con personas, subir artículos a internet, cuidarme con ejercicio, estudiar mucho, atender a mi familia, a mis amigos, a los que me necesitan, etc.
El Plan de Acción Personal es un método para integrar las cosas que debo hacer y cómo voy a conseguir hacerlas, porque como decía antes, me voy a encontrar con muchos obstáculos y debo estar preparado mentalmente y físicamente para afrontarlos. El Plan de Acción contiene estos elementos: ¿qué quiero conseguir? ej: impartir 1 taller semanal. ¿Para qué?, ej: para conseguir x clientes. ¿Qué obstáculos me encontraré? No me gusta llamar por teléfono. ¿Qué solución busco?, voy a hacer un curso este mes de efectividad en el uso del teléfono. ¿Qué acciones debo hacer?, pues son muchas, que pueden planificarse: matricularme en el curso, llamar por teléfono, hacer un guión, hacer seguimiento de las llamadas, hacer una hora diaria de natación, leer la Ilíada, ir al comedor social este domingo, etc…
Una vez que tengo todo esto montado, solo falta ponerlo en práctica, para eso sirve, entre otras muchas cosas, planificar: para ver que estoy haciendo y que estoy consiguiendo y donde están las causas del fracaso muy rápido, para corregir y reorientar mi desempeño.
¿No es de sentido común? Si veo qué estoy haciendo y qué estoy consiguiendo, tengo motivos para seguir. La disciplina más bonita es la que sale de mi convencimiento personal de que es buena para mi y para los que me rodean. Yo a esto le llamo automotivación.

Y ya solo queda una cosa, que llamaremos actitud. Como resulta que la actitud es un hábito del pensamiento y nuestro cerebro es tremendo a la hora de procesar información, rápidamente se da cuenta de que si consigo lo que me propongo como consecuencia de realizar una serie de acciones de manera habitual, me encuentro bien. Y como el cerebro disfruta mucho cuando somos felices, de repente, ya he encontrado la actitud necesaria a través de hacer lo que debo, cuando debo.
¿Por qué es tan difícil poner en marcha este proceso?, falta de entrenamiento, autodidactismo, fe ciega en apps y recursos electrónicos que nos dicen cuando tengo que hacer las cosas, inconsciencia, rutinas, formas improductivas de gestionar el tiempo…
Si quieres, puedes, solo se trata de disciplina, un poco de entrenamiento y de decidir para soñar. En lo que te gustaría ser.

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