La ofensiva que ha emprendido el PSOE junto a sus socios Podemos, los golpistas catalanes y los taimados peneuvistas contra la baja fiscalidad de la Comunidad de Madrid, presidida por Isabel Díaz Ayuso, del PP, deja atónitos a los ciudadanos que siguen la actualidad política.
Las razones de vascos y catalanes no son otras que sumarse a quien les paga de una forma u otra por sus favores, es decir, el presidente del Gobierno. Así, el PNV quiere respaldar la equiparación fiscal al alza de las comunidades autónomas de régimen común, pero a la vez defiende el mantenimiento del Concierto Económico del País Vasco, una fuente de privilegios que permite a sus haciendas forales mantener una tributación distinta en Patrimonio y Sucesiones y también en Sociedades e IRPF, entre otros tributos. En cuanto a los catalanes, qué decir, parlotean que quieren el autogobierno y ahora piden la equiparación de la fiscalidad autonómica… Si se les paga, hacen lo que sea, lo han demostrado.
Pero más allá de estos enredos periféricos de los enemigos de España, lo que subyace es que desde que llegó Esperanza Aguirre a la Comunidad de Madrid ésta apostó por una decidida rebaja de impuestos que a los socialistas les sienta como el agua caliente, y la racionalización del gasto burocrático, liberalizando además la actividad económica general, mientras que otras comunidades, como Cataluña, optaron por el gasto desenfrenado y que el último apague la luz. Así, el Ministerio de Hacienda tiene que socorrer a varias comunidades con préstamos de emergencia para cubrir sus desafueros (déficits); solo Cataluña se lleva el 40 por ciento de los recursos que el Estado destina a las haciendas autonómicas. Después, los delincuentes del 3 por ciento dicen que España les roba. ¿No será al revés?
En este estado de cosas, lo que quiere el PSOE es que Madrid no se erija como la Comunidad con menos impuestos, representando un ejemplo para otros, y para evitarlo quiere “armonizar”, es decir, fijar al alza los impuestos de todos los españoles. Que ustedes lo sepan.