Editorial - Delincuencia y postureo político - El Sol Digital
Editorial – Delincuencia y postureo político

Editorial – Delincuencia y postureo político

Todos vemos videos en youtube de actuaciones policiales, de terroristas urbanos que incendian las calles, de cómo los delincuentes asaltan al ciudadano a plena luz del día… pero también acabamos de ver cómo parte de un clan agrede a dos policías municipales en Mallorca, dejan a uno KO en el suelo y los malos se van y no les pasa nada. Pero ni ese viernes, ni el sábado, ni el domingo… y harto el del puñetazo de que no vayan a por él -porque el video se había hecho viral en toda España-, y a pesar de que se sabe dónde vive, el individuo del clan se presenta por su propio pie en el cuartel de la Guardia Civil. O sea, que le hace el trabajo a la Policía. En esas estamos.

Los españoles, que pagamos nuestros impuestos, aunque estemos arruinados por la maldita pandemia, tenemos derecho a la seguridad y vemos, no de ahora, sino desde hace muchos años, que ésta se supedita a todo menos al interés general, se supedita a que no vayamos a provocar una reacción de los delincuentes -sean traficantes de poca monta o las CUP, y en este caso afecte a algún pacto político-, haya medios humanos suficientes -pues que nuestros impuestos sirvan también para incrementar las plantillas de la Policía y la Guardia Civil y menos cultura subvencionada-, que se respeten los derecho humanos de los presuntos -pero si éstos son los únicos que se respetan y no los de los agentes y ciudadanos-, y así.

Después está el mantra de la proporcionalidad, ¡no querrás que le peguen un tiro al delincuente!, y la pregunta no es otra que ¿prefieres que el delincuente se lo pegue al policía o que, como en el caso de Mallorca, tumbe a éste al suelo?

Hay estafadores de las ideas que acostumbran a contraponer democracia y libertades con la seguridad, y de eso nada, no hay libertades si no hay seguridad, y no es nada democrático permitir que los delincuentes no tengan el más mínimo temor por sus fechorías por saberse protegidos por más derechos que sus víctimas. Dicho de otro modo, solo si el delincuente entiende que sus actos ilícitos, al menos, le suponen un coste importante para su libertad e, incluso, un riesgo para su vida, se pensará si comete el delito, de lo contrario tirará de pistola, de navaja, del bolso de la viejecita o de la puerta de su casa. Ser demócrata no es ser tonto, y los únicos fascistas que hay en estas historias de serie negra son los políticos que no legislan con la suficiente dureza para proteger a quienes les votan. Lo demás es solo postureo político.

 

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