El proyecto del Gobierno de penalizar la exaltación del franquismo sigue la misma senda que su anterior paso de exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos. Se trata de reclamos para sus seguidores más izquierdistas y el electorado que todavía guarda ansias de revancha cuarenta años después de que decidiéramos vivir en democracia en España. Pero más allá de esta “carnaza” que da de comer a los suyos, y a los acólitos de Podemos, el Gobierno utiliza un doble rasero porque se olvida del comunismo, con más de cien millones de muertos a sus espaldas, ideología a la que se adscriben sus socios podemitas. ¿Y la exaltación del comunismo no sería delito?, pues no, el Gobierno debe sentirse más cerca de este sistema que esclavizó a medio mundo, y que todavía rige en dictaduras como Cuba o Corea del Norte, y todo lo perdona.

España es la única nación de la Unión Europea que tiene en su gobierno comunistas, algo que chirria en cualquier conciencia sensible con los derechos humanos. Y es que los comunistas bolivarianos de Podemos no ocultan sus simpatías por la narcodictadura de Maduro en Venezuela, pese a los cientos de asesinados y torturados que se cobra el sátrapa y sus cómplices. De hecho, el ministro Ábalos se entrevistó hace unas semanas con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez -que tiene prohibido pisar suelo de la UE- en Barajas y no ha dado una sola versión convincente, de las muchas que ha querido vender, sobre el motivo del encuentro.

Con este proyecto del gobierno de Sánchez e Iglesias, la libertad de expresión sufrirá un nuevo y duro golpe, como incluso ha puesto de manifiesto Iñigo Errejón, líder de Más País, que ha pedido “un debate más serio y sosegado sobre la libertad de expresión y que esta histeria por la cual cada uno quiere prohibir el derecho a la libertad de expresión del que piensa diferente no nos va a llevar a ningún puerto”. Para este político, “las restricciones a la libertad de expresión pueden convertirse en un boomerang”. Dice con mucho tino Errejón lo de “boomerang” porque penalizar el franquismo y no el comunismo se puede volver contra ellos mismos.

Con este asunto pasa como con la mal llamada memoria histórica, que en realidad es amnesia histórica porque se olvida de los miles de crímenes cometidos por comunistas, socialistas y anarquistas durante la guerra civil para poner el foco solo en los crímenes cometidos por el otro bando, que existieron, como también los otros. Ahora se quiere que se trasladen los restos del aviador franquista García Morato de la iglesia del Carmen, en Málaga. Y en el pasado siguen instalados quienes nos gobiernan, y lo grave es que hay quienes le compran ese ayer.