De algunas personas, vistos algunos de sus comportamientos, se puede esperar cualquier cosa. De este Gobierno, también. Que permanentemente gire su discurso, mediante cualquier recurso retórico barato, acerca de la guerra civil española y se empeñe en borrar la memoria de media España ya hace tiempo que resulta nauseabundo. La exhumación por decreto del cadáver de Franco ha sido, hasta ahora, la mayor puesta en escena de su espíritu revanchista. Pero suma y sigue… Le toca el turno a José Antonio Primo de Rivera, al que fusilaron los republicanos, el bando en el que se encuadraba el PSOE en aquellos tristes años treinta, y que el Gobierno representa hoy en su alianza Frankestein. Los muertos a ellos debidos también se los imputan a los demás. Y les gustaría acabar con la misma Cruz del Valle, y con los benedictinos que cuidan del conjunto de Cuelgamuros.
Si la sociedad civil española no lo impide, la memoria de los españoles corre peligro. Gracias a la anestesia general a la que el Gobierno tiene sometida a buena parte de los españoles, ayudado por los medios de comunicación adictos, y en aspectos concretos por la UE o la Iglesia católica, y cuantos corifeos comen de su mano, los españoles más conscientes debemos hacer un sobresfuerzo de dignidad.
En cuanto a la llamada oposición, poco puede esperarse de la mayor parte de ella. No sabe que una extensión de la ley de la Memoria Histórica, y ahora de la mal llamada Memoria Democrática, es también su demonización, y en vez de reaccionar con voz potente diciéndole al Gobierno lo que representa, huye como espantada no vaya a ser que le digan a ella que defiende la dictadura franquista.
El guerracivilismo del Gobierno tapará la historia de los historiadores por la suya, partidista y sectaria, intentando adoctrinar a las nuevas generaciones en una España maniquea de buenos y malos, y mientras esto sucede pacta con Bildu, los sucesores de ETA, y acerca a los asesinos a sus casas, a la par que intenta engañar a las víctimas con el humo de sus cocinas. Este alzheimer histórico que el Gobierno nos suministra vía boe tiene medicación, el ejercicio incansable de las libertades que nos van quedando y el castigo en las urnas de quienes no contentos con arruinarnos el presente falsifican también el pasado.