El 9 de marzo de 2022, Pedro Sánchez dijo: “Es importante decir la verdad a los ciudadanos. La inflación y los precios de la energía, son única responsabilidad de Putin y de su guerra ilegal en Ucrania”. El presidente del Gobierno mentía de nuevo.
La evolución del Índice de Precios al Consumo (IPC) del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que la inflación comenzó en el segundo trimestre de 2021 al empezar los precios a crecer por encima del 2 por ciento, fueron elevándose estos durante el verano y acabaron disparados en la recta final del año, en octubre y noviembre, cuando subieron un 5,4 y 5,5 por ciento, respectivamente, cifras absolutamente récords de las últimas tres décadas, y se aceleraron todavía más en diciembre, hasta el 6,5 por ciento. Y la guerra no comenzó hasta el 25 de febrero. Así que Sánchez miente, como suele hacer. En enero de 2022, los precios se mantuvieron en el 6,1 por ciento y en febrero se dispararon al 7,4 por ciento. Los expertos calculan, eso sí, que como máximo 1,5 puntos del repunte se deben a la guerra.
¿Qué ha pasado? Pues que la recuperación económica posterior a la pandemia del Covid desató en la UE un fenómeno inflacionista, provocado principalmente por el desajuste entre la oferta y la demanda; tras el parón de producción por la enfermedad, la demanda se recuperó muy rápido, y con ella la de la energía, por lo que la oferta no fue capaz de reactivarse a la misma velocidad, y esto unido a los problemas del transporte internacional conocidos provocó desabastecimiento, rupturas de las cadenas internacionales de suministro y, en consecuencia, subidas de precios en casi todos los bienes y servicios.
Sánchez culpa a Putin porque siempre le echa las culpas de los problemas que genera a alguien, él nunca es responsable de nada malo, está claro. Exculparse le ayuda ante su electorado, pero también sabe que a partir del inicio de la invasión de Ucrania sí es cierto que la guerra coadyuva en la subida de los precios, aparte de los mismos precios de los bienes y servicios de los que Ucrania y Rusia son principales proveedores a escala internacional, caso de los cereales y los aceites vegetales.
¿Qué confianza podemos tener los ciudadanos españoles en un presidente que mintió repetidamente durante la pandemia y lo sigue haciendo con naturalidad ante cualquier asunto público para mantenerse en poder? Es claro que ninguna.