Núñez Feijóo se ha estrenado como presidente del PP en el Círculo de Economía de Barcelona. El auditorio, en general, no podía ser más hipócrita, la burguesía catalana que participó de la corrupción del 3 por ciento de Convergencia y que después apoyó la loca carrera por la independencia ahora se duele por lo bajini -no la vayan a escuchar sus amos golpistas instalados en la Generalidad- de la mala fortuna económica que ellos han contribuido a labrar en la Comunidad. Por supuesto, no han hecho ninguna autocrítica ni han pedido perdón, quieren seguir nadando y guardando la ropa. Pues bien, ante esos convenidos comparecía el flamante presidente del PP. ¿Y qué hizo Feijóo? Pues regalarle los oídos, decirles lo que querían escuchar. Más allá de hablar de la necesaria estabilidad política -no iba a predicar la inestabilidad, hasta ahí no llega- ensalzó la nacionalidad catalana sin ningún pudor. Se dirá que las nacionalidades están en la Constitución, pero que un partido de centro derecha hable en el actual contexto de nacionalidad en Cataluña es tanto como decir que os comprendo, solo que allí lo que hay que comprender es que en 2017 hubo un golpe de Estado.

Claro, cuando no se sabe a dónde se va se puede terminar  en cualquier parte. ¿Es Alberto Núñez Feijóo un hombre de principios o sustentará su liderazgo y su ambición electoral, precisamente, en la falta de ellos? Con Mariano Rajoy y Pablo Casado nos acostumbramos a casi todo y ahora empezamos a temernos lo peor. Porque el presidente del PP viene de gobernar Galicia desde el nacionalismo, caracterizándose en imponer el gallego en la Administración Pública, en la escuela y en todos los ámbitos a donde llega su larga mano, como ha denunciado en numerosas ocasiones Hablemos Español.

El PP ya es insignificante, casi desaparecido, en Cataluña, Vox le supera ampliamente y con estos primeros pasos del presidente del PP este partido puede morir haciendo el ridículo político por ignorar la peligrosa estrategia separatista y no hacerle frente sin complejos y con todas sus consecuencias.