Que en la vida hay traidores, lo sabemos y hasta los sufrimos, y cobardes, que no se atreven a dar la cara y dicen una cosa aunque piensen otra, por miedo a las represalias, pero en la acción política, los cobardes y los traidores infringen un grave daño a la vida nacional. Es el caso de los que, como los obispos catalanes y muchos sacerdotes de la región, y el presidente de CEOE, además de otros saltimbanquis políticos que en distintas esferas se han puesto de perfil, han justificado lo injustificable y se alinean con el Gobierno porque pueden sacar más de éste que de la confrontación con él. Por eso, tiene un gran valor, aunque sea testimonial, la postura de tres concejales de Ciudadanos en Jaén, que se han retirado del equipo de gobierno para no colaborar así con el PSOE, partido del que es secretario general el presidente Sánchez, quien ha perpetrado los indultos a los golpistas catalanes, contradiciendo así al Tribunal Supremo y la Fiscalía.
Estos indultos marcan un antes y un después en la política nacional. Colaborar desde ahora en cualquier lugar de España con el partido que, salvo honrosísimas excepciones -como la del presidente de Castilla y la Mancha, Emiliano García-Page- pone en libertad a un grupo de sediciosos xenófobos y violadores de la leyes sería una contradicción insuperable con sentirse español, porque se trata de un hecho que puede traer en el futuro traumáticas consecuencias sobre la soberanía nacional de todos los españoles.
Los que como los obispos catalanes y el presidente empresarial pueblan la geografía nacional, deben sentir el vacío social y la repulsa de sus conciudadanos, porque no se trata de una posición política más, sino del primer paso en el diseño de un plan para separar Cataluña del resto de España.