Pero después estos podemitas y algunos compañeros de viaje, también llamados tontos útiles, se vuelven muy exquisitos y quieren que el alcalde de Málaga devuelva la Medalla Pushkin que le impuso el presidente de Rusia. Todo sea, no por la patria, sino por dañar a De la Torre aun a costa de contradecirse en su apoyo objetivo al Kremlin. En esto se ha convertido la política española, en el ataque sistemático al otro, al que se considera enemigo, para destrozarlo como sea y sustituirle. Y los ciudadanos, la mayoría todavía, normalizan esta falta de higiene del juego político, y hasta la pagan. Un día, quizá en el Museo Ruso, se exhiban unas momias -en silicona, por supuesto- que otrora se llamaron comunistas.
Editorial – La Medalla de Pushkin y las momias comunistas
No cabe la menor duda de que a tenor de la encendida defensa de la diplomacia por la ministra podemita Ione Belarra, gran timonel del partido, el deseo de estos comunistas es que los ucranianos sean aplastados por los tanques rusos, que de suministrarles armas a los agredidos nada, que se defiendan como puedan. ¿Por qué, sin embargo, le parecen bien las Brigadas Internacionales que vinieron a luchar a España contra Franco? Es lo que tiene hacerle el juego a una dictadura, procuro que el enemigo de mi jefe esté lo más indefenso posible. Las magníficas relaciones de Podemos con otra dictadura, Venezuela, tiene que servir para algo más que ocultar los crímenes del régimen bolivariano, los amigos de mis amigos son también mis amigos, como Putin. Los comunistas no están a gusto sino es con los regímenes totalitarios, es su salsa. Pero, claro, es que se sientan en el Consejo de Ministros y esos asientos okupados tienen otras trascendencias, como que EEUU y la OTAN no nos suministren información relevante o no nos inviten a determinados cónclaves. Y es que somos el único país de la UE y de la OTAN que se permite contar con comunistas en el Gobierno, una anomalía histórica más. La dependencia del poder de Pedro Sánchez puede esto y mucho más, véase el coqueteo con los golpistas catalanes o el acercamiento de etarras al País Vasco.