Da igual que el mentecato que se inventó una agresión por varios encapuchados a las cinco de la tarde en Malasaña, con el calor que hace, haya confesado que mintió. Sostenella y no enmendalla, esa es la consigna de Sánchez y Marlasca. A ellos, y a los que como ellos piensan que hay una oleada homófoba y no sabemos cuantos apocalipsis más, les importa poco la verdad, se trata de otra cosa, de utilizar los movimientos identitarios, como el LGTBI, para mantenerse en el poder, que es el fin, los medios no importan. De hecho, aunque se descubrió la verdad, en la reunión convocada por el presidente para tratar del supuesto auge de los delitos de odio, y que no suspendió, se decidió la creación de grupos especiales de la Policía y la Guardia Civil para investigarlos. Las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado las ponen al servicio de su ideología, primero fue por la violencia de género, hoy por estos delitos que han puesto de moda, progre, eso sí. La pregunta facilita es por qué estos equipos no pueden investigar también las denuncias de los hombres contra sus parejas que han secuestrado a sus hijos, o les han agredido a ellos, o…, ¿no es el hombre también un ciudadano sufriente cuando se desata contra él la violencia y la injusticia en general?, ¿no tiene derechos? Pues no solo PSOE y los podemitas y la izquierda firmaron esa inicua ley, ¡también el PP!

Con el asesinato de Samuel en La Coruña sucedió igual. La Policía, mira que la motivó el Ministerio de la Verdad, no pudo establecer que la causa de su vil muerte fuera la homofobia, pero los de siempre se empeñaron en que sí, que ellos saben más que nadie. Hay quienes quieren muertos, mártires de su causa, cual talibanes a los que poco importan las vidas humanas sino su causa sagrada.

Después, claro, Madrid, es la culpable, porque no gobierno yo, aunque hasta las cifras del Ministerio del Interior muestren que es Cataluña la primera en la lista de los delitos de odio, pero no me conviene decirlo, no vaya a ser que no me aprueben los Presupuestos Generales del Estado. Así todo.

Un aspecto poco tenido en cuenta es el flaco favor que le hace esta política del Gobierno de socialistas y comunistas a los movimientos que dice beneficiar y a cuantos de verdad, y con honestidad, pertenecen  a ellos. Bajo el subsidio político y económico, Sánchez hace cómplices de sus erráticas prácticas a todos los que se dejan fotografiar con él. Bien es cierto que en estas corrientes de opinión los hay violentos, incívicos, totalitarios…, como los que insultaron e intentaron agredir a Ciudadanos en la marcha del Orgullo Gay en Madrid, o los que no respetaron la voluntad de los padres del pobre Samuel politizando su brutal asesinato. Toda causa que merezca la pena abrazar debe rebelarse contra la mentira si quiere que creamos en ella.