Isabel Díaz Ayuso se ha equivocado, y gravemente, aunque puede rectificar en parte. Recibió en la sede de la Comunidad de Madrid al presidente Sánchez como si fuera un presidente de fiar y solo días después su invitado declaró el estado de alarma en la Comunidad de Madrid. Estas cosas pasan cuando uno cree que estamos en una situación de normalidad y no bajo un gobierno de extrema izquierda al que lo único que le importa es el poder y a cualquier precio. El gesto de Isabel Díaz es muy propio del PP, es hija suya. Su inocencia es enternecedora y eso que, aunque jóvenes sus dirigentes, el partido tiene ya sus años, pero la regeneración debe ser eso una mezcla de candidez y nuevos cuellos de camisa.
Hay una solución y es convocar elecciones en la Comunidad para capitalizar el gran cabreo de los madrileños con el Gobierno de la nación y reducir aún más la representación de éste en la Asamblea. Claro que para esto hay que tener valentía política. Si a Sánchez no le tembló el pulso al instaurar el estado de alarma y limitar derechos y libertades, a Díaz Ayuso sí le falta pulso para que los ciudadanos se pronuncien sobre qué gobierno quieren, y de paso castiguen a Ciudadanos, embelesado en la contemplación de Sánchez y dedicado a las zancadillas a la presidenta.
La frase de Díaz a Sánchez por teléfono conmueve al más duro de los actores de Hollywood, “presidente, necesito tiempo”. La presidenta ignora que con esta maldita pandemia lo que no tenemos es tiempo y que hay que adelantarse a ella y combatirla desproporcionadamente -aislar por zonas según el número de contagios y no poblaciones enteras- y…. pero nada de esto es incompatible con el funcionamiento de la economía, porque dependiendo de lo que dure el cerco a Madrid las pérdidas arruinarán las economías de cientos de miles de empresarios y trabajadores. Pero tiempo no pidas, Isabel, tenías que haber hecho tus deberes antes de llamar a tu invitado, hacer tu trabajo, aunque sea impopular.
Sánchez necesita todos los apoyos posibles para sus Presupuestos Generales del Estado, de ahí su pésame al etarra fallecido en prisión y el diálogo con los golpistas catalanes. ¿Creen ustedes que se va a poner chinas en el zapato confinándoles, aunque arrojen peores datos del coronavirus que Madrid? Pero la capital no la gobierna y eso, ya de por sí, es una humillación, y Sánchez responde.