El Proyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual encierra un elenco de figuras penales que nada vienen a resolver de la situación actual de la mujer y sí a culpabilizar al hombre y enrarecer las relaciones de este con ellas. Porque este proyecto de ley solo protege a la mujer y va contra el hombre, como todas las normas de género.
Los dueños de los “puticlubs” y cualquier otra persona que destine un piso o un local de manera habitual para lucrarse con la prostitución ejercida por terceros, aunque cuente con su consentimiento, ojo, cometerán un delito penado con cárcel y su establecimiento será clausurado. Luego, las prostitutas, si la norma llega a aprobarse con su actual redacción, se irán a hacer la calle, más desprotegidas aún que hoy. Eso sí, quedan excluidas las cooperativas de prostitutas; por lo que se ve, si las explotadoras sexuales, de sí y de otras, son ellas hay que despenalizar. Y salta una pregunta: ¿Y los que prostituyeron a las menores de Mallorca bajo control socialista y podemita serán condenados, o esos no porque son de los míos?
Este engendro de norma ha enfrentado a los dos socios de gobierno durante más de 15 meses y ya veremos que da de sí en el próximo futuro.
Desaparece el abuso y todo acto no consentido será agresión sexual, y toda agresión con penetración será violación; ya no tendrá que mediar violencia o intimidación para condenar por ambas categorías. Se convierte en agresión todo acto contra la libertad sexual no consentido de forma clara y libre. Cayetana Álvarez de Toledo les preguntó a estas mujeres de la ultraizquierda “¿De verdad van ustedes diciendo ‘sí, sí, sí’ hasta el final?”.
Suma y sigue. Se cargan las tintas en el acoso sexual ejercido por jefes, docentes o personas que pueden o tratan de dañar a la víctima, lo que en principio no parece mal, salvo que tengan que demostrar que son inocentes porque tanto en la ley trans, otro éxito de Irene Montero, como en esta ley, se invierte la carga de la prueba y anulan la presunción de inocencia, principio elemental de la democracia. Tampoco tendrán que acreditar las mujeres que se han resistido o que ha existido violencia, para qué, si son inocentes y el hombre culpable.
La ministra Irene Montero, sin estudios ni conocimientos conocidos, le ha ganado por 2 a 0 a la ex vicepresidenta Carmen Calvo, catedrática de Constitucional, y como han dicho numerosas feministas del socialismo español, estas se van a arrepentir por los siglos de los siglos, especialmente por la ley trans. Pero bastan tres consignas para las feministas de extrema izquierda: “Hermana, yo sí te creo”, “No es abuso, es violación” y “Sólo sí es sí”. ¿Acaso no es suficiente?
Pero tras la aprobación por el Consejo de Ministros de la ley trans y esta del “solo sí es sí”, una panda de fieras acabaron con la vida en La Coruña el pasado 3 de julio de Samuel Luis. El lobby LGTBI no lo dudó un momento, esta víctima es nuestra, aunque no lo sea para los investigadores de la Policía. El trabajo de interrogatorios y reconstrucción les ha llevado, hasta ahora, a descartar la motivación homófoba que los amigos de Samuel sí ven en su brutal asesinato. El círculo del fallecido dice que durante la agresión, le llamaron “maricón” y, como era homosexual, pues ya está, pero es que durante su linchamiento también le llamaron “hijo de puta”, y no lo es, y también “cabrón”, y tampoco. Pero lo que es muy importante, no hay constancia de que el fallecido y sus agresores se conociesen previamente o ellos supiesen, antes de matarle, su orientación sexual. Pero el lobby tiene su víctima, lo demás poco importa. Todo así.