Sin duda, tan legítimo es acceder a la presidencia del Gobierno por ser el líder de la formación que alcanza con sus votos la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados como proceder de la suma de distintas fuerzas políticas que alzan al dirigente de una de ellas a la presidencia de la nación. Pero dicho lo anterior, hay que apuntar que, como es el caso de Pedro Sánchez, convertirse en presidente del Gobierno con el apoyo de los antisistemas de Podemos, los independentistas catalanes y vascos y los amigos de los terroristas de Bildu resulta legítimo, sí, pero preocupante para el resto de los españoles que no comulgan con una amalgama política tan poco respetuosa con los valores democráticos y constitucionales. Y qué mejor forma que conocer la opinión del pueblo español que convocar elecciones generales cuanto antes para que se forme, si es el caso, un gobierno con un presidente salido de las urnas.
La exigua representación de escaños de PSOE dice mucho de las últimas preferencias conocidas de los españoles. La crisis interna de PP y el nuevo liderazgo que salga del congreso de julio dirán bastante acerca de cómo valoran los electores la que ha sido, o es, la primera fuerza española, y también validará o no las encuestas que registran una extraordinaria subida electoral de Ciudadanos. El presidente Sánchez dijo que su paso por el Gobierno iba a ser solo el suficiente para arreglar lo imprescindible de la gobernabilidad del país antes de convocar elecciones. Pues las estamos esperando.