Las sucesivas y supuestas grabaciones del comisario Villarejo que se vienen filtrando a los medios de comunicación -especialmente a moncloa.com- ponen de relieve un conjunto de prácticas, unas irregulares y otras claramente delictivas, del mundo gubernamental y del político en general de ayer y de hoy que asquean a cualquier demócrata que no sea de pacotilla.
Seguro que Villarejo no grababa en secreto a sus interlocutores con el ánimo de higiene de la cosa pública española. Lo hizo presuntamente por dinero y para protegerse, como ahora parece advertirse después de su ingreso en prisión. Pero que la ahora ministra de Justicia, Dolores Delgado, pudiera asistir, según se ha revelado, impávida a almuerzos y otros encuentros con este policía y no denunciara lo que escuchaba -contratación de jovencitas para sacar información a personajes de interés, por ejemplo- resulta inaceptable. Desde luego, debería haber dimitido desde el primer momento si lo denunciado resulta cierto, ya que no rechazó su nombramiento cuando le fue ofrecido. Y ahora le ha tocado el turno a María Dolores de Cospedal, que aparece en tratos junto a su marido, López del Hierro, para encargarle supuestamente informes al policía sobre su enemigo Javier Arenas. Arguye la mano derecha de Rajoy en el partido que era su deber conocer lo que hacía el también ex secretario general. Pedagógico.
En fin, antes se supo también del caso del Rey emérito Juan Carlos, sobre quien una antigua amiga, la famosa Corinna, hablaba largamente y no precisamente a su favor. Todo este entramado y el que pueda aflorar en el próximo futuro no hacen más que dar munición a los enemigos del sistema democrático, con Podemos a la cabeza, y alejan al ciudadano, por decencia, de la política, forjándose muchos una idea despreciable de los partidos y de sus miembros. El daño es enorme pero peor es comprobar que lejos de reconocer cada cual las culpas que le corresponden se defienden los señalados malamente y solo para salvar lo que puedan en el trance. Lo único que nos queda es esperar que los jueces actúen y que nosotros no votemos a quienes tanto han ensuciado España.