EFEMÉRIDES 13 DE JUNIO MUERE ALEJANDRO MAGNO, EL MÁS GRANDE MILITAR DE TODOS LOS TIEMPOS - El Sol Digital

EFEMÉRIDES 13 DE JUNIO MUERE ALEJANDRO MAGNO, EL MÁS GRANDE MILITAR DE TODOS LOS TIEMPOS

Tal día como hoy del año 323 A.C, fallece en Babilonia a los 33 años, dicen que envenenado, dicen que por fiebres,  Alejandro III de Macedonia. También Faraón de Egipto entre otros títulos, pasará a la historia como Alejandro Magno o Alejandro el Grande.

Conquistador y estratega, logró unir occidente y oriente sometiendo a los pueblos militar y culturalmente, dando lugar después de su muerte, a uno de los más brillantes periodos en materia cultural: el helenismo.

Batallas y logros imposibles bajo la tutela de su leyenda resuenan 2.400 años después. Acompañado de su caballo Bucéfalo, nadie recorrió tan enormes distancias, en tan poco tiempo, sin perder ni una sola batalla.

Hijo del gran rey Filipo de Macedonia. Con sólo 17 años su padre ya vaticinó «busca, hijo mío, un reino igual a ti, porque en Macedonia no cabes». Fue pupilo de Aristóteles, que le inculcó su amor por la cultura griega, siendo “La Iliada”, de Homero, su libro de cabecera.

Con su padre asesinado, a los 20 años fue entronizado como nuevo rey de los macedonios, y guía hasta su último día en su palacio de Babilonia. Tras su muerte, su imperio se desmoronará, y sus generales se lo repartirán rápidamente, dividiéndolos en reinos independientes que darán lugar a distintas dinastías. La más duradera de todas ellas fue la Ptolemaica o Lágida en Egipto, cuyo origen fue el  general  Ptolomeo I, primer faraón griego.

No ha habido en la historia un estratega militar como Alejandro y es considerado el mayor conquistador que ha conocido la humanidad. Su dominio llegó, desde los Balcanes hasta el Indostán. Si Colón descubrió el Nuevo Mundo, Alejandro hizo lo propio con el Mundo Nuevo. Sus victorias contra los persas, en inferioridad numérica, forman parte de la historiografía militar.

Fundó ciudades, como la mítica Alejandría, otorgándole su impronta cultural. Siglos después su legado inspiró a militares como Aníbal, Julio César o Napoleón. Cuenta el historiador Suetonio que Julio César lloró ante la estatua de Alejandro Magno en su visita al templo de Hércules en Gades. Sus lágrimas fueron de impotencia, al comprobar que era imposible alcanzar el nivel del hombre al que admiraba profundamente.

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