Tal día como hoy de 1643, ascendía al trono francés Luis XIV, uno de los reyes europeos más reconocibles de todos los tiempos. 72 años, 3 meses y 18 días de reinado atestiguan su legado, un auténtico récord de permanencia en el poder. Nieto del gran Enrique IV e hijo de Luis XIII y Ana de Austria, debido a la prematura muerte de su padre, con solo cuatro años era coronado rey de Francia. El tiempo le haría abuelo de Felipe V, el primer rey Borbón español.
Comenzó a gobernar en solitario con 22 años, después de la regencia de su madre con ayuda del Cardenal Mazarino. Citado universalmente como el Rey Sol, era conocido así pues se afirmaba que de la misma manera que los planetas giran alrededor del Sol, él quería que sus asistentes y el pueblo francés girasen alrededor suyo.
Su régimen fue absolutista y centralizado, buque insignia del absolutismo europeo. Le atribuyen la frase «L’etat c’est moi» (El Estado soy yo), que sintetizaría su paradigma político. No obstante, gran parte de la historiografía se ha encargado de desmentir que esa sentencia saliera de tal regia boca.
Tomó el testigo de España como influyente y hegemónica potencia europea.
Ganó guerras, controló a la nobleza y apostó decididamente por una Francia católica, apartando con rigor a los hugonotes. Amplió territorios, como la Luisiana norteamericana, bautizada así en su honor.
Hábil, diplomático y de carismática personalidad, supo dar un sello propio a Francia en lo político, cultural e incluso estético. Tanto en lo personal (tuvo 20 hijos), como en lo nimio, en él y con él, todo era boato y exageración. Amante del oropel, la elegancia y el refinamiento, consolidó a la corte francesa como modelo a seguir, distinguiéndola de la española, mucho más austera en sus formas. Mandó construir uno de las edificaciones más imponentes y esplendorosas que se conocen, el Palacio de Versalles. Se trasladó oficialmente allí en 1682, seguido de sus cortesanos, que dio lugar a la llamada «etiqueta versallesca». El suntuoso entorno ha llegado a nuestros días como lo que fue, símbolo de un rey único e irrepetible.