Tal día como hoy de 1856, en la ciudad de Panamá, un estadounidense llamado Jack Olivier se niega a pagar los 5 centavos que cuesta una tajada de sandía al vendedor panameño José Manuel Luna.
Simultáneamente a esta discusión, entra en escena el peruano Miguel Abraham, que queriendo defender a Luna es atacado por un ebrio y arrogante Oliver. Abraham desarma al estadounidense y huye. Es perseguido por el grupo de Jack Oliver ante la lluvia de piedras y objetos de los panameños.
Al mismo tiempo, desde la ciudad de Colón, llega un ferrocarril lleno de estadounidenses, a los cuales les falta tiempo para meterse en la reyerta, que en cuestión de horas se transformará en revuelta civil. Los panameños le hacen frente y los tiros de unos y otros resuenan por doquier. Un Regimiento estadounidense ubicado en ese área interviene para reprimir a la población civil panameña.
La situación se descontrola y los disturbios se extienden tres días con el resultado de 16 muertos y 15 heridos por el lado de los EEUU y 2 muertos y 13 heridos panameños, originando una crisis diplomática entre ambas naciones.
El ambiente ya estaba enrarecido desde que en 1846, EEUU y la República de Nueva Granada (compuesta por Colombia y Panamá) habían firmado el Tratado Mallarino-Bildack. En el contexto de la fiebre del oro, el acuerdo otorgaba a los EEUU el libre derecho a transitar a través del ferrocarril por el istmo de Panamá.
Además, los ciudadanos estadounidenses que se encontraran en aquel lugar deberían recibir un trato preferencial. Esto originó continuos roces con la población panameña, hartos de las borracheras, amenazas y menosprecios de los yanquis.
Los EEUU, aprovecharon el incidente para exigir compensaciones al gobierno de la República de Nueva Granada alegando la violación del tratado.
La confrontación diplomática terminó con el pago de 412.394 dólares, la aceptación de culpa por parte de la República de Nueva Granada, y la firma de un nuevo pacto, el Tratado Herrán-Cas, todavía más ventajoso para los intereses estadounidenses.