Tal día como hoy, del año 1.457 a.c se estima la fecha probable de la batalla de Megido. Los contendientes fueron las fuerzas egipcias liderados por el faraón Tutmosis III contra una coalición cananea dirigidas por el rey de Kadesh. La importancia de la batalla de Megido radica en que es la primera batalla registrada y detallada de la historia.
El lugar donde se desarrolló la batalla fue a unos 80 km al norte de Jericó, que actualmente es una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo. Diez mil años la contemplan, siendo mencionada en varias ocasiones en la Biblia. En aquellas fechas, Jerusalén ni siquiera existía.
Aunque parezca increíble, 3.500 años después está perfectamente documentado el balance de bajas, heridos, botín y estrategia de combate. Lo conocemos por las escrituras jeroglíficas que se encontraron en el templo de Amón en Karnak en Tebas, que fueron hechas por un escriba de Tutmosis III. También se narran los hechos en diferentes estelas como la de Gebel Barkal o la del templo de Ptah, también en Tebas.
Pero, ¿cómo se desarrolló aquella batalla en tan lejana fecha?
En las llanuras frente a Megido, las tropas del faraón lanzaron un ataque sobre la coalición liderada por el rey de Kadesh que acabó con una victoria egipcia. No obstante, esa rápida acción bélica fue pírrica. Los soldados del faraón ante la huida de las tropas rivales se dedicaron a saquear las pertenencias de los que quedaban en el campo de batalla. Eso dio tiempo a que los que huyeron llegarán a Megido y fortalecieran su resistencia. Debido al grave error de los soldados de Tutmosis III se necesitaron más de seis meses de asedio a la ciudad para que finalmente se rindiera y aceptara el dominio egipcio.
Para esta campaña el faraón reunió cerca de 20.000 hombres de los cuales 1.000 iban sobre los temibles carros de combate, inventados por los hititas y que fue auténtica revolución en el arte de la guerra.