Tal día como hoy del año 756, Abderramán I es proclamado emir de Córdoba, instaurando el primer emirato independiente en al-Ándalus.
En el año 750 sobrevivió de manera milagrosa a la matanza que casi exterminó a su familia. En juego estaba el poder del califato de Damasco. Huyó de aquel ambiente hostil y encontró respaldo en las huestes sirias que su abuelo Hischen tenía en la Península. Le otorgaron el apoyo suficiente y logró poner pie en las playas de Almuñécar. Era el año 755. Desde ahí, al frente de un ejército de sirios, yemeníes y bereberes, derrotó al valí de al-Ándalus y tomó Córdoba.
Su gobierno no estuvo exento de dificultades. Siguió teniendo enfrente a sus rivales de Damasco, encarnados en la nueva dinastía abasí, lo que le obligó a formar un potente ejército.
No obstante, Abderramán I ha pasado a la historia por poner las bases para convertir a Córdoba en una referencia cultural, comercial e intelectual. Comenzó la construcción de la gran mezquita, obra cumbre del califato cordobés. Su construcción fue ampliada por Abderramán II, Alhakén II y Almanzor (año 980).
A Abderramán I, fallecido en el 788, le sucedió su segundo hijo, Hischan I, que tuvo que enfrentarse a sus hermanos por la disputa del poder. Le nombró sucesor (era el segundo de los tres hijos que tuvo) por su parecido físico y de carácter, en virtud de una antigua tradición oriental.