Tal día como hoy, día de San José, se promulgaba la Constitución de 1812, elaborada por las Cortes de Cádiz, y conocida por el pueblo como “la Pepa”.
El precioso artículo primero reza así: “La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”. De esta manera, y después de siglos, el Antiguo Régimen quedaba apartado a un lado.
No fue casualidad que fuera Cádiz la ciudad elegida. En plena Guerra de la Independencia (1808-1814), la antigua Gadir, se había convertido en el último bastión de resistencia contra el ejército napoleónico, que aspiraba a constituir en España una monarquía satélite de la Francia de Napoleón.
Al borde del mar, la Junta Suprema Central, órgano de gobierno durante el conflicto bélico, convocó unas Cortes para reformar aspectos claves de la nación y poner fin al absolutismo borbónico.
“La Pepa”, fue un texto constitucional muy avanzado para la época. Afirma la monarquía como sistema de gobierno y reconoce la separación de poderes. Igualmente declara el catolicismo como única religión del Estado.
A pesar de convertirse en una Constitución modelo y referente jurídico y político para el desarrollo de otros textos constitucionales en Europa y América, gozó de corta vida en España.
Solo estuvo vigente dos años, pues fue derogada en 1814, tras el regreso a España del rey felón, Fernando VII. Volvió a estar en vigor durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como durante un breve periodo entre 1836-1837, bajo el Gobierno progresista que preparaba la Constitución