Tal día como hoy de 1887, vio la luz en Madrid el médico, historiador y pensador español Gregorio Marañón, intelectual clave de la primera mitad del siglo XX. Hijo de un prestigioso jurista, a los tres años quedó huérfano de madre, aficionándose a la lectura a temprana edad. Se licencia en Medicina con premio extraordinario, especializándose en endocrinología, disciplina en la que estableció relación con la psicología.
Publica textos científicos con gran éxito, lo que le otorgó una gran reputación. En 1922 acompañó al rey Alfonso XIII – era su médico personal- a su célebre viaje por las Hurdes (Extremadura), donde el monarca tomó contacto con las paupérrimas condiciones de vida de la comarca.
En estos años se va conformando su ideario liberal, reformista y renovador. A pesar de sus importantes lazos con la monarquía, encabezó junto a Ortega y Gasset y Pérez de Ayala, la Agrupación al Servicio de la República. Fue diputado a las Cortes Constituyentes, pero la ilusión republicana se desvaneció ante el terror rojo y en la Navidad de 1936 se exilió en París. Allí gozó de pleno reconocimiento profesional ejerciendo como médico en hospitales y en su propia clínica.
Volvió a la España franquista en 1942, donde reanudó su consulta privada y su actividad científica y docente. Escribió multitud de obras y fue académico de número en cinco de las ocho Reales Academias de España, lo que demuestra su completa y holística formación. Como escritor destacó en el campo del ensayo, la biografía y otras ramas como la historiografía. Su original y personal estilo ensambla a la perfección el ensayo literario y el científico. Doctor honoris causa por la Sorbona es una de las decenas de reconocimientos que acumula. En España más de 100 calles, avenidas, plazas, paradas de metro, instituciones, colegios y hospitales llevan orgullosos el nombre de doctor Marañón.