Tal día como hoy de 1808, Madrid se levantaba en armas contra la invasión francesa, la represión del ejército napoleónico y el secuestro de la familia real.
Aunque la entrada de las tropas francesas en tierras españolas estaba amparada en la legalidad del Tratado de Fontainebleau (1807), por el cual se permitía al Ejército francés cruzar España camino de Portugal, este acuerdo fue violándose a medida que se iban ocupando pueblos que no se hallaban camino de la antigua Lusitania. Muchas de estas localidades comienzan a rebelarse y llegan noticias confusas a la capital de España.
Al alba del día 2, miles de madrileños se congregaron en las puertas del Palacio Real de Madrid para impedir la salida del infante Francisco de Paula hacia Bayona, donde ya se encontraban el rey Carlos IV y Fernando VII. El jefe de las tropas francesas, el Mariscal Murat, ordenó abrir fuego contra la muchedumbre. Murieron cientos, entre ellos una joven costurera de 17 años llamada Manuela Malasaña, destacando por su valentía. Hoy un barrio de Madrid lleva su nombre. La lucha se recrudeció durante todo el día. Otros héroes fueron el artillero Velarde y su compañero Daoiz, magníficamente representados por un óleo del pintor Joaquín Sorolla. Al día siguiente, llegó la represión en forma de fusilamientos.
El genio aragonés Francisco de Goya nos legó para la posteridad su cuadro «Los fusilamientos del 3 de mayo», representando aquellos acontecimientos.
Ante la inacción de la clase dirigente, fue el consistorio de Móstoles, a última hora del día 2, el que en un bando histórico, llamaron al resto de localidades españolas a rebelarse contra los franceses. Había comenzado la Guerra de la Independencia, cuya pretensión era instalar en el milenario trono español a José Bonaparte. El conflicto bélico duró hasta el 17 de abril de 1814, y fue el principio del fin de dominio napoleónico de parte de Europa.