Tal día como hoy de 1886, el inventor e ingeniero estadounidense Charles Martin Hall, consiguió descubrir un mecanismo para obtener aluminio, que se convirtió en el segundo metal de uso generalizado. El primero fue el hierro, en la prehistoria.
Después de varios años trabajando sobre en este proceso, solicitó la primera patente. Discutida por el científico francés Héroul, se tuvo que dilucidar en vía judicial quién fue el primero en descubrir el proceso.
Con poco respaldo financiero, se puso en contacto con el metalúrgico Alfred Hunt. Fundaron en Pittsburg la Reduction Company of Pittsburgh, que abrió la primera planta de producción de aluminio a gran escala.
No mucho años antes, la producción de aluminio era tan costosa que llegó a considerarse un material exótico, de precio exorbitante, y tan preciado o más que la plata o el oro. El mismo emperador Napoleón III había solicitado comprar una vajilla de aluminio para agasajar a sus invitados.
Después del descubrimiento de Hall, para principios del siglo XX, la producción anual alcanzó las cerca de 8.000 toneladas, haciéndola accesible al gran público. Actualmente, se produce más aluminio que todos los demás metales no ferrosos juntos.
En Oberlin College, lugar donde se educó Hall, se erigió una estatua de aluminio en su honor. Debido a su poco peso, una de las propiedades del aluminio, la estatua de Hall se hizo célebre por los frecuentes cambios en su ubicación, a menudo debidos a bromas estudiantiles.