Tal día como hoy de 1983, fallecía en Nueva York el dramaturgo, poeta y novelista Thomas Lainer Williams, conocido mundialmente como Tennessee Williams. El nombre “Tennessee” se lo dieron sus compañeros de escuela a causa de su marcado acento del sur.

Autor de una ferviente producción teatral, destacan en su obra personajes atormentados y complejos, ubicados en ambientes constreñidos, y con diálogos brillantes y sutilmente sensuales.

«El zoo de cristal», «Un tranvía llamado deseo», «Dulce pájaro de juventud»,  «Gata sobre el tejado de zinc», «La noche de la iguana» o «De repente el último verano» son algunas de las piezas que convirtieron a Williams en una de las referencias más importantes y reconocidas de su tiempo.

Dos Premios Pulitzer, un Premio Tony, guiones candidatos a los Oscar, y distintas adaptaciones al cine de sus obras, avalan una carrera artística para los anales del teatro y el cine. Directores de la talla de Elia Kazan o John Huston quedaron fascinados de los textos de Williams, y actores de Hollywood, como Paul Newman, Liz Taylor, Vivian Leigh, Ava Gadner o Marlon Brando interpretaron algunos de los personajes creados por Tennessee Williams.

El sur de los EEUU tan presente en su vida, fue también factor ambiental de su prolífica obra.

Tennessee Williams es, seguramente, el dramaturgo del que más piezas se han visto en la gran pantalla, y esto se debe en gran parte a la intensidad dramática y a la poliédrica psicología de sus personajes, sobre todo los femeninos.

Por todo ello, Tennessee Williams es, junto a Arthur Miller, uno de los dramaturgos norteamericanos más importantes del siglo XX.