Tal día como hoy de 1986, sucedía en el norte de Ucrania (antigua URSS) el mayor accidente nuclear de la historia, según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. Un mal funcionamiento del reactor número 4 de la central nuclear Vladimir Ilich Lenin (Chernóbil) desató la emisión al medio ambiente de elementos de alta radiactividad. Se estima en 500 veces mayor que la bomba de Hiroshima. Pripyat que era la localidad más cercana, a 5 kilómetros del accidente, fue la ciudad más afectada. Fundada en 1970 para los trabajadores de la central y considerada una de las ciudades más agradables y con más futuro de la URSS, es hoy una ciudad fantasmal, en la que cada día la naturaleza y los animales salvajes reclaman su lugar. Aún sí, curiosos y turistas siguen visitándola cada año.
La falta de información y opacidad del régimen comunista soviético fue absoluta. El tiempo demostró que el accidente y sus consecuencias fueron síntomas de la decadencia de la URSS. La primera alerta de los altos niveles de radiación no fue un aviso del gobierno soviético, llegó desde el norte de Suecia, desde la planta de Forsmark, a más de 1.100 kilómetros.
Hasta pasadas casi 48 horas, los trabajadores y los cerca de 50.000 habitantes de Pripyat no fueron evacuados. En Kiev, capital de Ucrania, los dos millones de habitantes, todavía no habían sido informados de la situación.
Igualmente, la falta de difusión de tabletas de yoduro de potasio, importante para actuar contra la radioactividad en el organismo humano, agravó las consecuencias para quienes estuvieron expuestos.
A día de hoy, se estima que la contaminación se extiende por un área de unos 150.000 kilómetros cuadrados, comprendidos entre Bielorrusia, Rusia y Ucrania. La «zona de exclusión» abarca unos 30 kilómetros alrededor de la planta, con una superficie aproximada de unos 5.200 kilómetros cuadrados