Tal día como hoy de 1948, Harry Truman, Presidente de los Estados Unidos, firma el Plan Marshall, cuyo nombre oficial fue “European Recovery Program”. Se trató de un programa en el cual los Estados Unidos, facilitó la reconstrucción y recuperación de Europa tras la II Guerra Mundial.
El plan tomó el nombre en honor al Secretario de Estado norteamericano, George C. Marshall, que fue quién lo diseñó. En reconocimiento a este trabajo, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1953.
Se desarrolló entre 1948 y 1952 y la ayuda económica ascendió a los 13.000 millones de dólares. El país más beneficiado fue el Reino Unido, que percibió el 26% del total. Francia, un 18% y Alemania Occidental, un 11%. En un principio, España no se benefició del Plan Marshall. Sin embargo, los intereses geoestratégicos de la Guerra Fría terminaron por imponerse. Estados Unidos vio en el General Franco un útil y eficaz aliado anticomunista. De este modo, España recibió una asistencia económica de 800 millones de dólares.
El objetivo del programa, además del puramente financiero de ayuda a los países devastados por la IIGM, llevaba un claro barniz ideológico.
El Plan Marshall era otro clavo en la mesa de la guerra fría. La Unión Soviética había maniobrado para que los países de Europa del este no participaran en el reparto americano, que incluía alimentos, combustibles y materias primas. El telón de acero ya era visible.
Por lo tanto, a la vez que se evitaba la insolvencia europea, se impedía la expansión del comunismo y se creaba un sistema que beneficiaría la formación de sociedades democráticas.
Las consecuencias del Plan Marshall fueron evidentes. La economía europea prosperó en pocos años, consiguiendo una mejora general del nivel de vida.
La producción industrial se incrementó en un 35% y la agrícola dio un salto cualitativo y cuantitativo. En cierto modo, y según diversas interpretaciones el Plan Marshall puso las bases de la futura Comunidad Económica Europea.