Tal día como hoy de 1886, el farmacéutico John Pemberton patenta la Coca Cola, una bebida en forma de jarabe de color verdoso diseñada en un pequeño laboratorio de Atlanta (Georgia) para mejorar los problemas de digestión. Con ingredientes como hojas de coca, caramelo, nuez de cola, azúcar y gas carbónico, su formulación exacta sigue siendo un misterio.
Cinco centavos fue el precio del primer vaso, con una media de venta en los primeros tiempos de nueve unidades diarias.
La visión de Pemberton intuyó que su bebida podía ser un éxito. Le encargó a su contable Frank Robinson una marca y un logotipo. La Coca Cola que todos conocemos acababa de nacer.
Antes de que terminara el siglo XIX la Coca Cola traspasaba la frontera de los EEUU y poco después tenía plantas embotelladoras en Panamá, Canadá y Cuba. La variedad de botellas utilizadas generaba confusión entre el público, lo que dio lugar a celebrar un concurso para elegir un modelo. La ganadora fue la botella Contour, que a la larga se convirtió en un objeto icónico. Una Coca Cola dibujada Andy Warhol, padre del Pop Art, fue subastada por 22,6 millones de euros.
La II Guerra Mundial popularizó enormemente la bebida, siendo los soldados los que contribuyeron a poner de moda en Europa una bebida semidesconocida hasta entonces. En 1945 registran la marca «Coke», que llevaba publicitándose desde principios de los años 40.
Sin duda, la publicidad ha sido uno de los grandes aliados del concepto Coca Cola. En unas inteligentes campañas de marketing supieron asociar la marca a mucho más que una simple bebida. Nombrar la Coca Cola es sinónimo de fiesta, alegría, en definitiva, como decía su propio eslogan, es la «chispa de la vida».
De una farmacia de Atlanta, la compañía de la bebida más universal, se ha transformado en una multinacional con presencia en prácticamente todos los países del mundo.