Tal día como hoy de 1494, se firmaba entre los Reyes Católicos y Juan II de Portugal el Tratado de Tordesillas, el primer acuerdo oceánico de la historia. El objetivo era distribuir el espacio atlántico a partir de la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo.

El antecedente diplomático más inmediato entre las dos potencias ibéricas era el Tratado de Alcáçovas (1479), donde se establecía el dominio de algunos sectores atlánticos como las Islas Azores y las Canarias y de la costa africana.

Con la intervención del Papa Alejandro VI, de la familia Borgia, se trazó una línea divisoria en medio del océano Atlántico. Después de distintas propuestas y negociaciones la línea se definió a 370 leguas al oeste de Cabo Verde. La parte occidental quedaría bajo dominio español, y la oriental, bajo la corona portuguesa. Al mismo tiempo, se estaba negando cualquier intromisión de otra nación europea en tierras americanas. Ambos reinos se comprometían a respetar los términos del tratado, aunque Portugal lo fue incumpliendo durante el siglo XVIII avanzando hacia el oeste más allá de la línea de Tordesillas. Igualmente, se autorizaba a España a pasar por territorio bajo dominio de Portugal durante la navegación de regreso a España.

El acuerdo en Tordesillas (Valladolid) permitió el inicio de la colonización portuguesa del Brasil. Mucho ha sospechado la historiografía que marinos portugueses tuvieran información geográfica privilegiada sobre que la «panza» de Brasil llegaba más al este de lo que en un principio se pensaba.

Los términos del Tratado de Tordesillas provocó la indignación del rey Francisco I de Francia, que reclamó al Papa con ironía ver el testamento de Adán, exclamando «El sol luce para mí como para otros. Querría ver la cláusula del testamento de Adán que me excluye del reparto del mundo y le deja todo a castellanos y portugueses». En España y Portugal se llamaba directamente Testamento de Adán al Tratado de Tordesillas.