Tal día como hoy del año 161, Marco Aurelio es proclamado emperador de Roma. Sucedía a su padre adoptivo Antonino Pío.
La figura de Marco Aurelio está adornada de una serie de cualidades personales y de estadista que lo hacen distinto a la mayoría de emperadores que ostentaron su cargo.
Fue el último de los denominados Emperadores Buenos, o Adoptivos. Llamados así pues en su periodo de gobierno se vivió en relativa paz y bienestar económico, la denominada Pax Romana, y también, por la manera en que fueron seleccionados, primando la aptitud por delante de la sangre.
Durante el gobierno de Marco Aurelio, se ampliaron las fronteras del imperio romano y las fortaleció, destacando las guerras contra los partos y los bárbaros germanos. Se enfrentó a cada uno de los conflictos bélicos y sociales con enormes dosis de cordura, valor y serenidad.
Su trabajo literario y filosófico, dentro de la corriente estoicista, no sólo es de primer orden, sino que es de vital importancia en la cultura occidental. Escribió la obra “Meditaciones” en griego helenístico, y aún a día de hoy, casi 2.000 años después, se considera el modelo de Gobierno perfecto. Se describe como «una obra escrita de manera exquisita y con infinita ternura». He aquí una de las reflexiones que han hecho célebre al emperador y filósofo estoico: «Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de vivir: respirar, pensar, disfrutar, amar»
Pocos paralelismos en análogos a su cargo se pueden encontrar en las características que hicieron de Marco Aurelio un personaje único en la Historia.